
Aclarada la
cuestión sobre de qué va esta película, puedo tomarme algo más de tiempo en
destacar sus puntos fuertes a la hora de tratar un tema que ha sido abordado
hasta el cansancio. Empezamos por lo clásico: un joven de escasos diecisiete
años llega acompañado de sus padres al inmenso campus de la universidad que
será su hogar durante los próximos cuatro o cinco años. La carrera elegida:
ingeniería. Pero el problema es que Aaron (Kyle Gallner), nuestro intrépido protagonista,
no fue el autor de dicha elección sino que esta tiene que ver con una extensa
tradición familiar de estudiantes (y graduados) de la carrera de ingeniería.
Primer problema a la vista.
El segundo, algo
que probablemente también tenga que ver con una tradición familiar orientada
hacia el nerdismo de sus integrantes, consiste en que Aaron ha cometido el
pecado estadounidense de haber ingresado a la universidad sin haber intimado
con una señorita, enorme estigma social.
Ahora bien, este
es el contexto de la historia. A partir de acá la cosa abandona lo clásico para
que la película encuentre ese elemento distintivo del que les hablaba al
inicio. Resulta que el espíritu rebelde de Aaron empieza a aflorar ni bien
acomoda sus cosas en su nuevo dormitorio (después de todo, esta es la primera
vez que se encuentra lejos del ojo censor de sus padres) y la primera forma de
manifestar estos sentimientos revolucionarios consiste en el modesto acto de
anotarse en una clase de arte y dibujo como materia optativa ya que esa es la
verdadera pasión del muchacho.
Obviamente, ese
“modesto acto de manifestar sus sentimientos revolucionarios” experimentará un
potente efecto mariposa y las cosas rápidamente se le irán de las manos a este
virginal adolescente. Pasa que, en su primera clase, Aaron entabla conversación
con Linda (Laura Allen), una atractiva treintañera que ha decidido darle una nueva
oportunidad a los libros y se ha vuelto a inscribir en la universidad.
Rápidamente, el querido Aaron empieza a desarrollar sentimientos románticos
hacia Linda, cosa que se ve fomentada por el espíritu libre de esta señora que,
a pesar de su corta edad para la maternidad, ya tiene una hija de catorce. En
resumen, nuestro héroe empieza a hacer cada vez más frecuentes visitas a la
casa de linda y su hija Beth (Britt Robertson) hasta
llegar al punto en que toma la decisión de hacerse cargo de sus sentimientos
por primera vez en su vida y confesarle su amor a Linda. El problema es que esa
epifanía coincide incómodamente con el momento en que la pequeña pero nada
inocente Beth le confiesa a Aaron que se ha enamorado de él.
Todo un
triángulo amoroso que, lejos de quedarse con los estereotipados chistes que
pueden surgir de una situación como esta, da un paso más y se convierte en una
historia de profundo aprendizaje moral y sentimental mientras tres personajes
de edades disímiles se dan cuenta de que todavía tienen muchísimo por aprender
sobre la vida y todo lo que esta conlleva.
Reparto: Kyle Gallner - Laura Allen - Britt Robertson.
Director: Jeffrey Fine.
Año: 2010.
Duración: 99 minutos.
Calificación El Guionista: 7.5
Tráiler para Cine
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarmuy buena pelicula
ResponderEliminarExcelente film!!!
ResponderEliminarExcelente film!!!
ResponderEliminarCreen que abra secuela o alguien sabe que pasa, si beth lo buscara o si se convertira en un artista
ResponderEliminarYo tambien quiero saber
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Dónde la conseguiste? Ya la han eliminado de Netflix. :(
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