Año 2127; la nave espacial de transporte comercial Nostromo viaja de regreso a
Al aterrizar en el nuevo objetivo, Dallas, junto a
Lambert (Verónica Cartwright) y Kane (John Hurt), descienden de la nave y se
dirigen al sitio de donde proviene la emisión. Mientras tanto, la suboficial
Ellen Ripley (Sigourney Weaver) y el científico Ash (Ian Holm) se quedan en la nave para monitorearlos y los ingenieros Brett (Harry Dean Stanton) y Parker (Yaphet Kotto),
para reparar la nave de algunos daños sufridos.
Los investigadores descubren que la transmisión proviene
de una nave espacial alienígena, al mismo tiempo que Ripley descubre que la
comunicación no es un llamado de auxilio, sino una señal de advertencia. Al
entrar en ella, encuentran los restos fosilizados de una gran criatura
en la silla del piloto. Accidentalmente, Kane da un paso más y termina en una
especie de colmena, dentro de una enorme cámara, repleta de huevos. Uno de
ellos se libera y ataca directamente al oficial, aferrándose a su casco y
dejándolo inconsciente.
Dallas y Lambert corren en su ayuda y lo cargan de
regreso a la nave, mientras el desagradable ente sigue aferrado a él. Ya en el
trasporte, solicitan el inmediato acceso para tratar a Kane. Pero Ripley se
niega firmemente: deben someterse a cuarentena para descontaminarse y no poner
en riesgo a sus compañeros. Sin embargo, Ash decide pasar por alto la autoridad
de la suboficial y permite el ingreso de los tres expedicionarios. De esta
manera, también permite el ingreso del octavo pasajero.
Bajo mi punto de vista, a la ciencia ficción hay que sentirla
y no tanto entenderla. Luego aparecerán los especialistas que pondrán en tela
de juicio, a través del rigor científico, cuánto de real o de posible tienen
los sucesos narrados. Pero si una cinta de este género logra atrapar al
espectador, mantenerlo en vilo, provocarle entusiasmo, ansiedad, nerviosismo y,
finalmente, temor, estamos en presencia de una obra magnífica.
Incluso, el terror aquí es mayormente psicológico. Mientras
especulamos y pretendemos anticipar lo que va a pasar, el pánico comienza a adueñarse
de nuestros sentidos, para verse desatado con las apariciones de la extraña
criatura. Me imagino el impacto que habrá generado en la audiencia: el horror
se debe haber apoderado de todos los presentes en las salas y habrá permanecido
durante las horas posteriores. Habiéndola visto en 2012, el efecto no es el
mismo, pero todavía se puede sentir bastante de eso.
Su banda sonora, su montaje, el diseño (de las naves, los
trajes y los xenomorfos), las secuencias en la dirección, sus planos, la
utilización de las luces, los efectos especiales; todo se conjuga para realzar
un film que será inolvidable y siempre será tomado como referencia. Enorme
trabajo de Ridley Scott que gracias a esta obra y a Blade Runner empieza a
erigirse como uno de los grandes directores de todos los tiempos (y también a levantarla en pala gracias a las franquicias).
Lo de Sigurney Weaver es un caso curioso. Ella fue la última
seleccionada para ser parte del elenco y se destaca por ser más joven que el
resto de sus compañeros. Weaver pasará a la historia por dar vida al primer
personaje principal femenino del cine sci-fi. Para los que vieron Prometeo,
Weaver con su personaje encarna a la combinación perfecta entre las
personalidades de Shaw (Noomi Rapace) y Vickers (Charlize Theron), una mujer
estricta y valiente. Su identificación con este papel fue tan notable que debió
participar en tres entregas más de la saga (siendo nominada al Oscar, por
la segunda parte). Claramente, Alien le
dio tanto como ella le dio a esta tetralogía.
Los demás integrantes del elenco no llegan a lucirse al
nivel de la protagonista pero logran definir sus personajes con sus
equilibradas apariciones, especialmente los de Tom Skerritt e Ian Holm. En la
interacción entre todos ellos podemos conocer sus personalidades, sus
intenciones y sus tensiones, presumiendo las afinidades y rivalidades de cada
uno. También me gustaría corregir algo y decir que el verdadero octavo pasajero
es el gato, que es el más vivo de todos.
Y hablando del monstruo… hay que ser muy visionario y hábil para
inventar algo tan monstruoso y aterrador. Además no es sólo su forma, sino
también sus habilidades, su manera de atacar, de desplazarse y
fundamentalmente, de evolucionar. En el film vemos, fácilmente cuatro etapas de
su desarrollo, así que también es para destacar la convergencia con la biología
y ciertas especies. Por último, no tengo ninguna duda que este “bicho” fue
influyente para la creación de otros como, por ejemplo, el malvado Cell de
Dragon Ball Z.
La puerta que 2001: A Space Odyssey supo abrir, fue el
camino que este film de ciencia ficción decidió tomar. Esta obra de culto cierra la década de los 70’s (la de
mejores producciones cinematográficas, desde mi opinión) y anticipa el enfoque
de los 80’s, manifestando resabios del hombre moderno, donde se creía que todo
era avance y progreso, cuestionando la espiritualidad y las creencias.
Favorecido por las nuevas tecnologías, los descubrimientos científicos y un
fuerte positivismo, se desafiaba a la misma naturaleza humana, poniendo a
prueba sus límites. Blade Runner, Aliens, The Abyss, la trilogía de Volver al
Futuro, el 5º y 6º episodio de Star Wars e incluso Akira; todas estas obras
serán claros exponentes de esta época.
Probablemente piensen que me contradigo al elogiar tanto a
Alien, en comparación de Prometheus, y sólo diferenciarlas en la calificación
por un punto. Para mí no es la misma distancia entre un 3 y un 4, que entre un
8 y un 9. En el último caso, hay un abismo entre una y otra, el mismo abismo que
hay entre las dos producciones de Ridley Scott. Un 8 es una muy buena película.
Un 9… ya estamos hablando de excelencia.
Ficha Técnica
Reparto: Sigourney Weaver – Tom Skerritt – Ian Holm – Yaphet
Kotto.
Director: Ridley Scott.
Año: 1979.
Duración: 110 minutos.
Calificación El Guionista: 9.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
No hay comentarios:
Publicar un comentario