lunes, 10 de diciembre de 2012

Killing Them Softly

El mundo del séptimo arte encaró este último mes del año con una doble expectativa de acuerdo a las promesas hechas por una nueva entrega de la saga de El Señor de los Anillos de la mano de Peter Jackson que, esta vez, nos ofrece la precuela de esta gran historia denominada El Hobbit (a estrenarse en breve) y también esperando por la única película de este año protagonizada por Brad Pitt, alguien que acostumbra a participar en dos o tres films por año y, hay que decirlo, con un muy buen nivel actoral. ¿Estuvo a la altura de lo esperado? ¿Decepcionó? ¿Veremos al bueno de Brad de la mano de su mujer Angie en las inminentes entregas de premios a realizarse durante el verano? Las respuestas, obviamente, a continuación en esta diatriba cinematográfica sobre Killing Them Softly o Mátalos Suavemente, como dice la canción.


Como no soy de esos que buscan generar intriga con cosas que no la tienen, diré directamente que, si bien las expectativas tampoco eran enormes, la película de Brad Pitt de este año es de discreta para abajo, con pocas cosas rescatables, pero que vale la pena ver como parte de ese grupo de películas que uno dice “ya fue, la veo, total…”.

Argumentalmente, la historia gira entorno al mundo del juego ilegal en Estados Unidos, más precisamente alrededor de esos establecimientos clandestinos que organizan, en sus respectivos sótanos, mesas de póker, apuestas varias y demás para que apostadores de poca monta despunten el vicio invirtiendo (o despilfarrando) módicas sumas en dólares. En este contexto surge el personaje de Markie Trattman (Ray Liotta), dueño de uno de estos antros, que es conocido por haber traicionado a su antigua clientela al organizar, hace unos años ya, un robo a mano armada en el que terminó desvalijando a los jugadores que se reunían en su casa. Ahora, la película empieza por contarnos sobre el planeamiento y ejecución de un atraco de similares características en lo de Markie que otro grupo de asaltantes busca perpetrar con el objetivo de quedarse con la mosca y que las consecuencias del robo las pague el propio Trattman, de quien es fácil desconfiar dados sus antecedentes.

Pero claro, los autores de este nuevo golpe no son muy avispados que digamos y rápidamente sus nombres surgen como los claros autores del hecho. Así, el grupo de mafiosos, chorros, ladris y malvivientes que sufrió la sustracción de su dinero mientras jugaba al póker en casa de Markie contrata a Jackie (Brad Pitt), un asesino a sueldo cuya tarea consistirá en constatar las sospechas que surgieron para luego ajusticiar a los autores del hecho. La particularidad de este sicario es que, como lo indica el título de la película, no le gusta mucho todo el proceso del asesinato, con ese momento previo que incluye el miedo, las súplicas y el arrepentimiento de la víctima a lo que se suma el “desorden” que se genera cuando se mata a alguien. Sobre esa faceta bastante delicada del personaje tratará el resto de la trama.

La historia resulta entretenida durante sus escenas de acción pero se vuelve demasiado lenta y monótona durante las largas charlas que los personajes entablan. Que quede claro: no es que un diálogo extenso entre personajes aburra, es el contenido de los diálogos de esta película lo que cansa porque, en un intento de emular esos lindos intercambios que por ejemplo entablan Travolta y Samuel Jackson en Pulp Fiction (con verdadera picardía y al servicio de una trama hábilmente diseñada por Tarantino), en este caso no conducen a nada y aportan muy poco a la historia en general. Lo mismo ocurre con un recurso que al principio me pareció una buena apuesta y que después termina quedando a mitad de camino como es la inclusión, a lo largo de todo el film, de discursos televisivos y radiales hechos por distintos políticos estadounidenses (fundamentalmente Obama) que hablan sobre la situación política y económica del país del norte que aparecen como de fondo en la película (saliendo de la radio de un auto durante una persecución o desde un televisor medio oculto en algún bar de mala muerte) buscando generar un contexto o clima para las acciones de los personajes.

En conclusión, Killing Them Softly es una película más que trata el tema de la mafia, el delito y los asesinos a sueldo, que medianamente gustará entre los seguidores del género pero que al público en general no creo que le mueva un pelo si bien tiene algunos momentos interesantes, entre los que se destaca la conclusión general del film que se expresa a través del parlamento final de Brad Pitt en el que sentencia que “Estados Unidos no es un país. Estados Unidos es un negocio”.

Ficha Técnica

Reparto: Brad Pitt - Ray Liotta - James Gandolfini - Richard Jenkins.
Director: Andrew Dominik.
Duración: 97 minutos.
Año: 2012.
Calificación El Guionista: 6.
Películas por catálogo: not yet.

Tráiler para Cine


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