Basta con visitar los distintos sitios en red donde se suele
criticar y comentar películas para darse cuenta de que tanto las opiniones
sobre esta transgresora obra, como las del trabajo de sus protagonistas, son
muy variadas y opuestas. Yo me ubico en una posición más bien central: no creo
que sea una mala película, pero tampoco la considero una obra maestra.
Los primeros veinte minutos son atrapantes: conocemos a los
personajes, vemos cómo interactúan, cómo se elabora un plan maestro y luego
somos testigos del atraco. Lo más criticable aquí es el abuso de la voz en off
que, a partir de la mitad de la cinta, desaparece por completo. La siguiente
hora y pico, se centra en el “entierro” de los malhechores en Montevideo y cómo
sobreviven a esa situación, puntualizando en la relación entre Nene y Ángel.
Los últimos 15 minutos son el desenlace final, donde la tensión y la acción se
hace presente nuevamente.
Es por eso que ni el guión de Marcelo Figueras ni la
dirección de Marcelo Piñeyro me deslumbraron. Comprobando que sólo hay dos
grandes escenas de tiroteos y persecuciones, hubiera visto cómo intercalarlas
(quizás con flashbacks) y no hubiera llevado adelante un relato tan lineal.
Tampoco me hubiera excedido con el uso de un narrador al comienzo, para luego
no utilizarlo más: lo hubiese usado de manera más equilibrada o, directamente,
lo habría omitido. Por último, sé que está basada en la novela homónima de
Ricardo Piglia, pero, para llevarlo a la pantalla grande, yo hubiera utilizado
otro título.
Los puntos más altos, sin dudas, son la sensualidad y la
intensidad que brinda el largometraje, conducido por una gran actuación de
Leonardo Sbaraglia (otro pilar del film), en un papel sumamente jugado, ambiguo
en todo sentido, ya sea en lo sentimental como en lo racional. Él lleva en sus
hombros el peso de la trama y su la labor es la más remarcable.
Pasando a los otros dos intérpretes, tanto Noriega como
Echarri han recibido múltiples críticas, mayormente negativas. No conozco a
Noriega lo suficiente como para calificar su carrera (quizás algún lector de
España me dé una mano), pero lo he visto en otras obras, como Tesis o Transsiberian,
y me resulta alguien bastante inexpresivo. No creo que aquí desentone, pero
estoy seguro de que el papel de Ángel tenía muchísimo más para dar.
A Echarri no lo considero un dotado para la actuación, pero
es un muchacho que tiene calle y es bien argentino, justo lo que necesitaba un
papel como el del Cuervo. Además, Pablo tiene una gran cualidad: es un muy buen
“puteador”. Sin estar a la altura de Federico Luppi, la buena utilización de
insultos, para los argentinos, es vital ya que, muchas veces, incluso las
usamos “cariñosamente”. Así que a mí, su interpretación, me dejó bastante
conforme.
Entre tanto olor a testosterona, los aportes actorales y
carnales de Leticia Brédice y Dolores Fonzi son más que necesarios,
destacándose la primera ya que goza de más aparición. También hace una escueta
aparición el gran Héctor Alteiro (una de las fijas de Piñeyro, junto a Sbaraglia).
Recreando la atmósfera del cine negro y llena de pasión,
Plata Quemada no es tanto un policial o un thriller; es más bien una película
romántica, aunque para nada suave y sumamente cargada de erotismo (no sólo con
escenas de sexo y diálogos subidos de tono, sino también por otros elementos
como el voyeurismo). Lo que está en primera plana es la intimidad de los
malvivientes, sus maneras de ser, sus deseos y sus necesidades. En segundo
lugar, la convivencia con ellos mismos y la manera de afrontar el exilio y el
encierro. Finalmente, en un tercer escalón, su vida delictiva y la práctica de
la misma. También se deja expuesto a los sucios y bajos mundos de la política
como los punteros (fenómeno que no nació en este siglo) o la corrupción dentro
de las fuerzas policiales.
Para pasar el rato, está bien, pero sepan que hay mejores
opciones. Quizás la mayor enseñanza que me dejó Plata Quemada es que no alcanza
con tener cuidado de lo que uno hace, sino también estar atento con el entorno
porque uno no sabe la cantidad de locos que andan sueltos. Insisto, la historia
es más que interesante; la forma en que fue contada, no tanto.
Ficha Técnica
Reparto: Leonardo Sbaraglia – Eduardo Noriega – Pablo
Echarri.
Director: Marcelo Piñeyro.
Año: 2000.
Duración: 120 minutos.
Calificación El Guionista: 6.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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