viernes, 21 de diciembre de 2012

Un Oso Rojo

Todos sabemos que el especialista en cine argentino, en El Guionista, es Facundo Franco. Él disfruta tanto de ver las sobresalientes actuaciones de Ricardo Darín (El Hijo de la Novia, XXY) como las homogéneas comedias de “el Chueco”, Adrián Suar (Dos más dos, Un novio para mi mujer). No obstante, a veces me sorprendo de mí mismo cuando siento curiosidad por el cine surcoreano o escandinavo y no por el nacional. A partir de ahora, eso cambio: empezaré a involucrarme más con las producciones propias e incluso llegaré a sorprenderlos con las elegidas. Hoy les traigo Un Oso Rojo, cinta muy recomendada por mi padre; así que si algún día se encuentra leyendo este texto, sabrá que es dedicado a él.

Luego de estar siete años en prisión por robo a mano armada y homicidio, Rubén, “el Oso” (Julio Chávez), es liberado. Tras haber perdido a su mujer (Soledad Villamil) y a su hija (Agostina Lage), su intención es recuperar el lazo con la pequeña Alicia. La reinserción en la sociedad no será sencilla ya que para poder mirar hacia delante deberá resolver previamente cuentas pendientes y deudas que el pasado, quien difícilmente quiere soltarlo, tiene con él.

El título de la obra se debe al cariñoso obsequio (con simpático tamborcito incluido) que nuestro protagonista le regala a Alicia. El oso rojo es toda una metáfora en sí mismo. No hace falta aclarar el por qué de que el animal escogido. Además su color no fue seleccionado al azar, ya que se relaciona al corazón, al amor, sí; pero también se identifica con la sangre.

Julio Chávez (El Custodio) integra la élite de actores argentinos y esta obra personifica a uno de los mejores antihéroes que nos ha proporcionado el cine argentino. Violento, de valores ambiguos y moral discutible, pero a su vez trabajador, atento y preocupado; el Oso es un personaje que, a los espectadores, nos hará dudar entre cuestionarlo o entenderlo y hasta llegar a apreciarlo. Lo que jamás podremos poner en tela de juicio es su amor por su hija; lo que más importa en su mundo.

Continuando con el reparto, a Soledad Villamil (El mismo amor, la misma lluvia; Todos tenemos un plan) la podríamos llamar Solidez Villamil: una actriz que jamás te va a dejar a pata y que todo lo que hace, mínimamente, le sale bien. Esta no es la excepción y secunda muy bien a Julio Chávez. Sin embargo, la revelación aquí es René Lavand, interpretando al mafioso del barrio, “el Turco”. El ilusionista, reconocido mundialmente, creador de la lentidigitación, sorprende y gratamente al público con una destacable interpretación.

La película dirigida por Adrián Caetano, con una narración seca y dura (mimetizando al personaje principal) no revé tanto en los aspectos técnicos: su objetivo es contarnos la historia de un padre en buscar de recuperar a su hija, en un mundo marginal donde la falta de oportunidades escasean y la corrupción es quien las administra mayormente. Hiperrealismo puro, sin lugar para sentimentalismo, pero con vasta carga emotiva.

Pese a que el guión pierde intensidad durante las transiciones, remonta en los giros o en los puntos de mayor tensión. Varias son las escenas a destacar, como la de las chapitas, la de la calesita (totalmente angustiosa) la de “los putos y el rey de los putos”, protagonizada por el genio de Luis Machín (Sin retorno), o el tiroteo final que nos enseña la mejor estirpe de los westerns, aunque actualizada a nuestros tiempos y a la atmósfera bonaerense.

Un sólido reparto, una cruda realidad bien representada, un lazo sentimental fortísimo y una historia atractiva hacen de Un Oso Rojo, un clásico del denominado “nuevo cine argentino”.

Ficha Técnica

Reparto: Julio Chávez – Soledad Villamil – Agostina Lage.
Director: Adrián Caetano.
Año: 2002.
Duración: 85 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: incluida.

Tráiler para Cine


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