
Luego de estar siete años en prisión por robo a mano armada y homicidio, Rubén, “el Oso” (Julio Chávez), es liberado. Tras haber perdido a su mujer (Soledad Villamil) y a su hija (Agostina Lage), su intención es recuperar el lazo con la pequeña Alicia. La reinserción en la sociedad no será sencilla ya que para poder mirar hacia delante deberá resolver previamente cuentas pendientes y deudas que el pasado, quien difícilmente quiere soltarlo, tiene con él.
El título de la obra se debe al cariñoso obsequio (con
simpático tamborcito incluido) que nuestro protagonista le regala a Alicia. El
oso rojo es toda una metáfora en sí mismo. No hace falta aclarar el por qué de
que el animal escogido. Además su color no fue seleccionado al azar, ya que se
relaciona al corazón, al amor, sí; pero también se identifica con la sangre.
Julio Chávez (El Custodio) integra la élite de actores argentinos y esta
obra personifica a uno de los mejores antihéroes que nos ha proporcionado el
cine argentino. Violento, de valores ambiguos y moral discutible, pero a su vez
trabajador, atento y preocupado; el Oso es un personaje que, a los
espectadores, nos hará dudar entre cuestionarlo o entenderlo y hasta llegar a
apreciarlo. Lo que jamás podremos poner en tela de juicio es su amor por su
hija; lo que más importa en su mundo.
Continuando con el reparto, a Soledad Villamil (El mismo amor, la misma lluvia; Todos tenemos un plan) la podríamos
llamar Solidez Villamil: una actriz que jamás te va a dejar a pata y que todo
lo que hace, mínimamente, le sale bien. Esta no es la excepción y secunda muy
bien a Julio Chávez. Sin embargo, la revelación aquí es René Lavand,
interpretando al mafioso del barrio, “el Turco”. El ilusionista, reconocido
mundialmente, creador de la lentidigitación, sorprende y gratamente al público
con una destacable interpretación.
La película dirigida por Adrián Caetano, con una narración
seca y dura (mimetizando al personaje principal) no revé tanto en los aspectos
técnicos: su objetivo es contarnos la historia de un padre en buscar de
recuperar a su hija, en un mundo marginal donde la falta de oportunidades
escasean y la corrupción es quien las administra mayormente. Hiperrealismo
puro, sin lugar para sentimentalismo, pero con vasta carga emotiva.
Pese a que el guión pierde intensidad durante las
transiciones, remonta en los giros o en los puntos de mayor tensión. Varias son
las escenas a destacar, como la de las chapitas, la de la calesita (totalmente angustiosa) la de “los putos y el rey de
los putos”, protagonizada por el genio de Luis Machín (Sin retorno), o el tiroteo final que
nos enseña la mejor estirpe de los westerns, aunque actualizada a nuestros
tiempos y a la atmósfera bonaerense.
Un sólido reparto, una cruda realidad bien representada, un
lazo sentimental fortísimo y una historia atractiva hacen de Un Oso Rojo, un clásico del
denominado “nuevo cine argentino”.
Ficha Técnica
Reparto: Julio Chávez – Soledad Villamil – Agostina Lage.
Director: Adrián Caetano.
Año: 2002.
Duración: 85 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
No hay comentarios:
Publicar un comentario