martes, 29 de enero de 2013

Tesis Sobre Un Homicidio

A final del 2012, nos habíamos comprometido a incursionar más seguido en nuestro cine. A principios de este 2013, toda nuestra atención se la está llevando una película nacional que venía siendo promocionada, con suma antelación (hasta en las góndolas de los supermercados). También hubo otros factores externos que potenciaron estas ansias, como el cuestionamiento del crecimiento patrimonial de la presidenta, Cristina Kirchner, o el cruce con el periodista, Eduardo Feinmann. Tesis sobre un homicidio es lo nuevo de Ricardo Darín, el actor argentino más importante (ya sea por sus desempeños como por su popularidad) de los últimos quince años; y El Guionista se las deja a su alcance.

Roberto Bermúdez (Ricardo Darín) es un prestigioso abogado, especialista en Derecho Penal, que ha dejado de ejercer para dedicarse a la docencia. Durante una de sus clases, en el estacionamiento de la facultad, encuentran el cuerpo de una joven, violada y asesinada. La policía no tiene idea de quién pudo haber sido el autor del crimen, pero Roberto cree que el asesino es uno de sus alumnos: Gonzalo (Alberto Ammann). Decidido a comprobar la culpabilidad del chico, Roberto desarrollará su propia investigación. Sin embargo, su obsesión por comprobar su tesis y de vencer al muchacho en su duelo intelectual, lo llevará a cometer demasiados errores.

Si ustedes tienen en sus planes ir a ver esta película, entonces les voy a recomendar que lean esta crítica ni bien vuelvan a sus casas; porque da para un análisis amplio y voy a mencionar cosas que no les va a agradar saber. Si ya la vieron, pueden continuar leyendo.

Lo dije anteriormente: pese a no ser un gran fanático de nuestro cine, hay momentos en los que mi apetito cinéfilo me pide “ver una de Darín”. Lamento que este marcado clima de polarización, en donde aquellos que defienden al oficialismo empiecen a desmerecer su trabajo y hasta lo llamen “Ricardo Clarín”. A su vez, también me resulta patético que los opositores lo tomen como un “símbolo anti-K” y realcen sus virtudes profesionales sólo por haber cuestionado algo que a todos los ciudadanos de Argentina nos debería importar.

Darín (XXY; El Hijo de la novia, Luna de Avellaneda) es el máximo representante del cine argentino y creo que está en su plenitud. Tiene la experiencia necesaria como para saber unir nuestras costumbres (expresiones, humor, gestos; “la calle”) con su característica entrega total para una amplia gama de personajes que ha sabido encarnar. Si no es el mejor actor nacional de nuestra actualidad, pega en el palo; y, sin dudas, con los años será recordado como uno de los más importantes de la historia.

Uno tiende a pensar que nada puede salir mal con un guión de correcto para arriba y con un actor de su categoría. Ya lo ha demostrado en Un Cuento Chino o en El Aura, donde él solo se carga la cinta al hombro y ya hace valer el precio de la entrada; además de contar con un libreto sólido. Sin embargo, tener un profesional con un nivel tan alto también tiene sus consecuencias negativas.

Esto se hace notar con su compañera de elenco, Calu Rivero. No sé de dónde surgió esta joven actriz (a la cual sólo conocía por su romance con Sean Penn) pero la realidad es que no dio la talla para este gran desafío: no hay química con el protagonista, no hay tensión sexual, no hay nada. Como sucedió en Carancho, con Martina Gusmán, es muy complicado encontrarle una pareja que esté a su altura (caso contrario el de El mismo amor, la misma lluvia, con Soledad Villlamil). En vez de recurrir a una chica de apariencia frágil y con vocecita aniñada, deberían haber buscado alguien más fuerte, más madura y más picante.

Quien sí estuvo a la altura fue Alberto Ammann (Celda 211). Este actor nacido en Argentina pero que se radicó en España (claramente, en su vida, dijo más veces “ostia, tío” que “che, bol*do”) lleva adelante un grato y revelante desempeño para aquellos que no lo conocíamos. Genial construcción de un antagonista, arrogante y soberbio, de quien podemos sospechar de terribles atrocidades, pero sin tener ninguna certeza en un profundo mar de dudas.

En cuanto a su dirección, Hernán Goldfrid ha preferido más el impacto constante que generar una atmósfera de intriga para luego dar el estiletazo en momentos más determinados. No hay mucho al azar y si uno está atento a los detalles, atará cabos fácilmente. “Todo está en los detalles” y el director ha sido muy coherente con este lema (cualquier espectador de cine, apasionado o casual, debe saber que cualquier plano detalle tiene una razón de ser).

Basada en la novela homónima de Diego Paskowski, para adaptarla al celuloide, hubo que hacer varios retoques. Hubo varias relaciones personales de Roberto que se dejaron en el tintero, sin profundizar, pero que para mí quedaron todas bastante claras.

Aunque sí hubo tres aspectos que me hicieron muchísimo ruido y que jamás terminaron de pesar en la narración: el del boxeo, el del caso Latorre y el del sacrificio. Sentí que lo del boxeo, pese a tener una justificación muy menor en el epílogo, estuvo completamente de más y que poco tenía que ver con el tipo de persona que es Roberto. En cuanto al caso Latorre, pensé que llegado el cierre tendría una explicación, como lo tiene “el barrio chino” para J.J. Gittes en Chinatown. Nunca llegó. Por último, lo del sacrificio se manifestó tanto durante la obra que, de haberse cerrado esa puerta, estoy seguro de que hubiera dado lugar a un final muy superior que al que vimos.

No me malinterpreten, Tesis sobre un homicidio tiene varios puntos altos que la convierten en una buena película: una actuación protagónica brillante; un antagonista con aura de depravación y cinismo; un buen número de pistas y trampas, y una cuidada fotografía, con sutiles planos generales (como el del puente de la Facultad de Derecho), o delicados planos detalles fusionados a vidrios y colores cálidos.

El problema es que todavía nos sentimos huérfanos de El Secreto de sus Ojos. El cine argentino espera ávidamente una producción que llegue a ese nivel de excelencia y, por muchos momentos de Tesis, sentí ese cosquilleo de que estaba frente a una obra que podría ser bandera. Sumado al hecho de ser una película de género criminal-policial, también busqué una pariente de Nueve Reinas. Lamentablemente, esto no se concretó.

Como dato anecdótico, y en la misma semana de estreno, a la par que Tesis se mantenía (y se mantiene) primera en la recaudación local, Mamá, film de terror producida por Guillermo del Toro y dirigida por el argentino, Andrés Muschietti, también hacía lo mismo en la taquilla estadounidense (aunque, esta semana, ya fue desbarrancada por Hansel y Gretel).

Podría haber dado para más. Sin embargo, no siento que haya desperdiciado mi dinero. Fueron casi dos horas de un buen cine de suspenso que, en su inicio, nos hace movernos junto al protagonista paro luego tomar su propio sendero y una postura más omnisciente. No es para todos, pero si quieren apoyar a la industria nacional y ver una actuación bien argentina, vayan al cine.

Ficha Técnica

Reparto: Ricardo Darín – Alberto Ammann – Calu Rivero.
Director: Hernán Goldfrid.
Año: 2013.
Duración: 110 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: en su sala favorita.

Tráiler para Cine


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