Hace algún tiempo hubo una polémica bastante importante que tuvo como protagonista al ídem de la exitosa sitcom estadounidense Two and a Half Men, el señor Charlie Sheen. Tomando como maestro al argentino Jorge Rial, los medios del país del norte se hicieron un pic-nic con la vida del pobre Charlie que, entre otros excesos, fue visto en estado de ebriedad junto a una conocida actriz del cine para adultos (de esas que hacen películas donde hay gente desnuda haciendo cosas impúdicas y que ninguno de nosotros nunca vio) y, más tarde, en el mismo estado de intoxicación alcohólica destrozando un bonito hotel que tuvo la mala suerte de alojarlo. Todo este comportamiento y su posterior circo mediático terminaron de destruir la ya deteriorada relación que el amigo Carlitos Sheen tenía con los productores de la serie de Warner, lo que decantó en su alejamiento del ciclo televisivo.
Sin embargo, hoy estoy acá para reivindicar al bueno de Charlie (o, por lo menos, a su trabajo en las primeras ocho temporadas de Dos Hombres y Medio, nombre que se le iba a poner a la versión argentina de la serie cuando acá estaba de moda adaptar asquerosamente series yankees).
En la serie en cuestión, Charlie hace de Charlie. Su personaje (además de incluso compartir el nombre de pila del actor que lo interpreta) es un cuarentón mujeriego que, además de vivir de juerga, tomando, fumando y apostando el dinero que parece nunca acabársele, jamás ha sentado cabeza ni ha formado una familia estable. Pero una familia (o pseudofamilia) llegará a la vida de Charlie Harper casi a la fuerza.
Luego de ser echado de su casa con motivo de su reciente divorcio, el hermano menor de Charlie, Alan (Jon Cryer), está quebrado, solo y sin un lugar a donde ir, por lo que recurre a su exitoso hermano para que lo deje quedarse un tiempo en su espaciosa casa en Malibú. Ese “un tiempo”, como no podía ser de otra manera, se prolongará indefinidamente y también incluirá a un segundo miembro de la familia Harper que se instalará (en este caso, durante los fines de semana) en la casa de Charlie: Jake (Angus T. Jones), el hijo de ocho años de Alan. De esta manera, en episodios de media hora que ya van por su novena temporada, estos dos hombres y medio nos traen momentos de tremenda hilaridad, gracias a sus maravillosas actuaciones (el gordito que hace de Jake es un maestro) que se ven acompañadas por las de otros personajes regulares de la serie que también la rompen.
Un último apartado tiene que ver con el desenlace de la pelea entre Charlie Sheen y los productores de la serie. El inicio de la novena temporada hace referencia a esto. En él, vemos a todos los personajes de la serie reunidos en el funeral de Charlie (Harper) que ha muerto de una manera bastante absurda desde mi punto de vista, pero todo tiene que ver con la salida de la serie de su actor principal para ser reemplazado con el carismático Ashton Kutcher, quien será incorporado como un nuevo personaje pero que básicamente cumple el mismo rol que Charlie. Si bien ese primer capítulo me pareció bastante pedorro, debo decirles que Ashton lo hace bastante bien, los guiones de la serie mantienen su excelencia y el pibe que hace de Jake sigue desparramando su talento por todos lados así que, si quieren darle una oportunidad a una serie de comedia este verano, Two and a Half Men es una gran opción.
Ficha Técnica
Reparto: Charlie Sheen - Jon Cryer - Angus T. Jones - Ashton Kutcher.
Director: Chuck Lorre - Lee Aronsohn.
Año: 2003.
Duración: 21 minutos.
Temporadas estrenadas: 9.
Episodios: 188.
Calificación El Guionista: 9.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para la Tele
Tráiler para la Tele
Qué perecica me da a mí esta serie de toda la vida.
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