jueves, 2 de agosto de 2012

John Q.

Dos hombres de mediana edad intercambian ideas dentro de un baño público. “¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar?”, pregunta uno. “Tomá, mil dólares para acostarte con un tipo. ¿Agarrás?, sigue este, tirando sobre el lavatorio de mármol unos ficticios billetes representados por paños de papel para secarse las manos. “No”, contesta el segundo. “Bueno, diez mil dólares”, ofrece ahora el primero, sumando un buen fajo de paños de papel a la pila. “No”, vuelve a responder el más joven de los dos. “Cincuenta mil dólares”, insiste el primero. “No…”, se vuelve a negar el segundo. “Bueno, cien mil dólares”, termina su oferta el primero poniendo sobre la mesa un fajo de papeles aún más grande. Ahora, el segundo hombre duda, no sabe qué responder, imaginándose que todos esos papeles son billetes verdaderos. “¿Ves lo que pasa, pibe? -dice el primero- Putos sobran, lo que faltan son financistas”.

Creo que el que no se dio cuenta, alrededor de la cuarta o quinta línea, que el párrafo anterior corresponde a una de las escenas de Nueve Reinas (película argentina que no tiene nada que envidiarle a las mejores representantes de Hollywood de toda la historia), bien puede ir replanteándose todo lo hecho en su vida hasta ahora, porque algo le salió mal. Lo destacable acá es que ese breve diálogo, brillante por donde se lo mire, es solo una parte de la película, que cuenta con innumerables situaciones cortas como esa y con una historia general que es un cortito al mentón para el que la ve por primera vez.

Ahora bien, se preguntarán por qué arranco con Nueve Reinas si mi recomendación de hoy es John Q. Bueno, no desesperen.

¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar? Esta parece una pregunta de respuesta fácil –o medianamente fácil– si lo que está en juego son unos cuantos dólares y la posibilidad de hacer cosas chanchas con otro señor. Pero, hablando en serio, el interrogante puede presentarse ante cualquier persona, en cualquier momento de su vida y con consecuencias verdaderamente catastróficas.

Este es el caso de John Quincy Archibald (Denzel Washington), un humilde obrero de fábrica que, a base de esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo, se las ha ingeniado para sobrevivir con su esposa y su hijo en un mundo donde el dinero es la principal barrera que separa a los hombres. Pero un día, mientras John y su esposa Denise (Kimberly Elise) veían el partido de béisbol de su hijo en la escuela, el pequeño Mike (Daniel E. Smith) sufre un ataque cardíaco, por lo que es trasladado de urgencia al hospital de la ciudad. En medio de la conmoción por este episodio, John y Denise apenas si prestan atención cuando la directora del hospital les pide hablar con ellos, aunque se verán obligados a hacerlo cuando esta les informe que Mike necesita un trasplante de corazón que cuesta doscientos cincuenta mil dólares y que su seguro no cubre.

Apremiado por el estado de su hijo que empeora minuto a minuto, John hará hasta lo imposible por conseguir la plata para la operación, un proceso que solo le servirá para darse cuenta de que la gente es muy buena y muy amable. Hasta que uno les pide dinero.

Ahora, imbuido por la injusticia del sistema y por el amor a su hijo, John tomará la última y más drástica medida que tiene a su alcance. Armado solamente con una nueve milímetros, este padre desesperado secuestra al jefe de cardiología del hospital donde su hijo está internado y toma como rehenes a todos los pacientes de la sala de emergencias, amenazando con que los irá matando uno por uno si no le realizan a su hijo el trasplante de corazón.

Una actuación de Denzel Washington para la posteridad, en medio de una historia altamente dramática y emotiva pero que no deja de lado el suspenso y la tensión, que irán en aumento hasta explotar en un final formidable.

Ficha Técnica

Reparto: Denzel Washington - Kimberly Elise - James Woods - Robert Duvall.
Director: Nick Cassavetes.
Año: 2002.
Duración: 116 minutos.
Calificación El Guionista: 8.
Películas por catálogo: incluida.

Tráiler para Cine


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