Sin Retorno

Hace un tiempo -demasiado prolongado para mi gusto- que El Guionista no se refiere a alguna película argentina. Por ese motivo, mientras recorría con la mirada mi dvdteca en busca de algún título para hoy recomendarles, reparé en el excelente thriller psicológico que protagoniza Leo Sbaraglia, junto a otras luminarias del cine nacional a las que en breve me referiré, y que acertadamente fue bautizado como Sin Retorno.

Esta última referencia al título de la película, como también a otras situaciones que se producen mientras se desarrolla la trama, son elementos que, desde mi perspectiva, el espectador tiene que ir descubriendo solo, sin la necesidad de que yo les haga un resumen previo, ni describa las peripecias que los personajes deben atravesar en semejante historia. Por esto, solo voy a referirme a cómo empieza la película, al curioso detonante que esta presenta para luego discurrir en situaciones, cambios, transformaciones y emociones que sus personajes nunca creyeron que podrían experimentar.

La trama comienza con dos adolescentes que se encuentran disfrutando de una típica fiesta de sábado a la noche en la casa de uno de sus amigos. Al descubrir que se quedaron sin hielo para preparar algunas de las bebidas que tenían pesado consumir, ambos se suben al auto de los padres de uno de ellos y salen a comprar el agua congelada.

A pocas cuadras de distancia, un hombre de mediana edad vuelve a su casa después de una agobiante jornada de trabajo. Cansado por el largo día y por lo que le espera al siguiente, no presta demasiada atención mientras maneja por la ciudad y a punto está de atropellar a un peatón de la zona. Tras recibir los insultos del mencionado transeúnte, que justo a tiempo se corrió del paso del auto, nuestro protagonista sigue su camino para luego tener otro incidente, en el que le pasa por arriba con su vehículo a la bicicleta de otro vecino que se disponía a salir a dar un paseo en dos ruedas. Otro intercambio de insultos, pero finalmente logra llegar a su casa sin víctimas fatales.

A todo esto, el joven que acaba de perder su bicicleta se encuentra tratando de idear algún sistema para arreglarla, ya que a esa hora de la noche ya no cuenta con ningún otro medio de transporte. Sentado en el costado de la calle, no advierte el auto que viene de frente y que es manejado por los irresponsables adolescentes que salieron a comprar hielo. El resultado: el auto se lleva puesto al pobre ciclista, que pierde la vida como consecuencia del choque.

A partir de este momento, toda esta cadena de acontecimientos cruzados se complicará todavía más cuando aquel peatón que estuvo a punto de ser atropellado declare que el único auto que vio por la zona es el de ese hombre que casi lo embiste y que más tarde chocó con la bicicleta del inocente que perdió la vida, señalándolo como el culpable de esa misteriosa muerte que, en realidad, es obra de un cobarde adolescente que no solo se escapó de la escena sin ayudar a su víctima, sino que ahora tampoco tiene el valor de contar la verdad cuando un hombre inocente está siendo juzgado y condenado por un crimen que no cometió.

Como dije, además de la historia que no da respiro ni por un segundo, mezclando culpas, injusticias, desesperación, traición y muerte (más un final que también es tremendo), la película también cuenta con las soberbias actuaciones de los ya consagrados Leo Sbaraglia y Federico Luppi, el aporte de un gran actor como es Luis Machín y de la revelación que para mí supuso la aparición protagónica de Martín Slipak, el joven que interpreta al irresponsable adolescente al volante.

La valentía, el miedo, la culpa, la responsabilidad y, sobre todo, la suerte y el destino son solo algunos de los elementos que estos disímiles personajes tendrán que enfrentar para, en la mayoría de los casos, encontrarse en una situación Sin Retorno.

Ficha Técnica

Reparto: Leonardo Sbaraglia - Luis Machín - Martín Slipak - Federico Luppi.

Directora: Miguel Cohan.

Año: 2010.

Duración: 104 minutos.

Calificación El Guionista: 8.

Películas por catálogo: incluida.

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