Durante esta semana, en el Teatro Municipal del Viejo Concejo
de San Isidro, se llevó a cabo el ciclo de cine “Documentales con Rock”.
Digamos que los documentales mucha pasión no me despiertan (prefiero consumir
ficción), pero tampoco soy un negado. Al llegar al lugar en cuestión, gozando
de magnífica compañía, me llevé una muy grata sorpresa: el film que se
proyectaba ese día era Walk the Line, biopic del gran cantante de música
country, Johnny Cash.
“Hello, I’m Johnny Cash”. Nacido en Kingsland, Arkansas;
John Ray Cash dividía su niñez trabajando con su padre (Robert Patrick) en la
cosecha de algodón, yendo de pesca junto a su hermano Jack o escuchando la
radio, al finalizar el día, preferentemente a la Familia Carter. Al llegar a la
mayoría de edad, J.R. (Joaquin Phoenix) debió alistarse en la Fuerza Aérea. Allí se pone en
contacto con sus dos primeros amores: Vivian (Ginnifer Goodwin) y la guitarra.
Al cumplir con el servicio, decide casarse con Viv y se instalan en Memphis,
Tennessee.
Luego de muchas puertas cerradas en su cara, finalmente
consigue lo que más ansiaba: una audición. A partir de aquí, su ritmo de vida
cambiará totalmente: de trasladarse de casa en casa, intentando vender su
producto, ahora Johnny irá de ciudad en ciudad, llevando su música y su sonido
tan particular. Compartirá esas caravanas y giras con otros importantes
artistas del momento como Elvis Presley o Jerry Lee Lewis, pero también será
allí donde finalmente conocerá (y, esta vez, de manera personal) al gran amor de
su vida: June Carter (Reese Witherspoon).
Al finalizar la cinta, habiendo conocido un poco más en
detalle la vida de Johnny, establecí un paralelismo con la de Joaquin Phoenix y
encontré varios puntos en común: por supuesto, la adicción es una de ella (por
distintas sustancias, ambos sufrieron y vieron sus carreras profesionales en
peligro), pero la más importante es la tragedia, particularmente, la pérdida de
un hermano mayor a temprana edad. Joaquin mostró condiciones de sobra como
actor para encarnar al “hombre de negro”, gracias a su talento (ya expuesto en
Gladiador), su apariencia, y su capacidad de cantar. Pero también gracias a sus
vivencias que, al recordarlas, me hicieron preguntar si hubiera habido alguien
más indicado y capacitado para esta tarea.
Potente y conmovedora labor del nacido en Puerto Rico,
obteniendo un Globo de oro y siendo nominado al Oscar en la que, para mí, es la
mejor interpretación de su trayectoria. Vale la pena aclarar que, en la categoría
de mejor protagónico masculino, compartió terna con Terrence Howard (Hustle
& flow), Heath Ledger (Brokeback Mountain), David Strathairn (Good night, and Good luck) y Philip Seymour Hoffman (Capote), quien finalmente resultó ser
el ganador del galardón.
A un mismo nivel se encuentra Reese Witherspoon, dando vida
a June Carter en la pantalla grande. También de infancia sufrida y con varios
traspiés amorosos en su haber, Johnny Cash aparece en su vida para provocarle
todos los sentimientos posibles, entablando una química explosiva entre ambos
protagonistas. Reese, en su trabajo más brillante, hace muy difícil el hecho de
no caer enamorado ante esta mujer, que siempre se mantuvo al lado de su colega,
amigo y gran compañero. De ser “la de Legalmente rubia” para mí se convirtió
“en la grosa que encarna a June Carter”. Ella sí obtuvo ambos premios, tanto el
Globo de oro como el Oscar a mejor actriz protagónico, siendo muy bien
correspondidos.
Antes de sentarme en la butaca, leía que uno de los actores
era Robert Patrick y la verdad es que me sonaba muchísimo, pero no recordaba
quién era: ¡él es el androide del futuro, T-1000, el villano en Terminator 2!
Dejando de lado su pasado, tengo que remarcar que tanto él, como Ginnifer
Goodwin hacen un muy buen trabajo como partenaires de Joaquin Phoenix,
realzando su tarea. Mis escenas favoritas se basan en los diálogos de nuestro héroe con otros personajes: la audición, el primer beso y el día de acción de
gracias, son las más destacables desde mi punto de vista.
En conclusión, salí de la sala con una gran satisfacción de
haber visto una brillante película biográfica, disfrutando de bellísima música,
conociendo como nunca la vida de uno de los músicos más importantes de la
historia, comprendiendo el contexto histórico y los prejuicios a los cuales se
enfrentaban, y con ganas de seguir interiorizándome más sobre las obras del
gigante Johnny Cash. Admito que, al llegar a mi casa, conseguí varios de sus
discos (Unchained, The legend of Johnny Cash y At Folsom Prison). Más que
acertada dirección de James Mangold. Además, debo sumar un puntito por el nivel
consagratorio del dúo protagónico.
El ciclo se llamó “Documentales de Rock” y no les miento.
Las otras producciones seleccionadas eran I’m Not There (de Bob Dylan), Rattle
& Hum (de U2), The Song Remains the Same (de Led Zeppelin) y Shine a Light
(de los Rolling Stones). Pero justo el día que me propuse asistir, pasaron la
más ficcionada de todas las opciones y, de haber conocido previamente cuáles
eran las opciones, hubiera escogida precisamente a Walk the Line, por sobre las
otras. Mi elección hubiera sido totalmente acertada, sin dudas.
Ficha Técnica
Reparto: Joaquin Phoenix – Reese Witherspoon – Robert
Patrick.
Director: James Mangold.
Año: 2005.
Duración: 135 minutos.
Calificación El Guionista: 9.
Películas por catálogo: incluida.
Trailer para Cine
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