jueves, 26 de julio de 2012

Unthinkable



En medio de todo el furor que está produciendo alrededor del mundo la llegada a los cines de la conclusión de la trilogía de Batman (hoy se estrena en Argentina y no pasará mucho para que lo haga también en El Guionista), nuestra previa del fin de esta obra maestra de Christopher Nolan se hizo un tiempo para marcar la moda que hoy define al cine y que se centra específicamente en las historias de superhéroes.


Pero así como estos muchachos enmascarados hoy copan las pantallas y revientan las taquillas dondequiera que sus películas vayan, en otras épocas de la historia del séptimo arte los directores y realizadores optaron por darle más atención a las películas de guerra, en otro período los films de época tuvieron su momento de esplendor, el cine épico -con Gladiador y Troya a la cabeza- también pisó fuerte en Hollywood a comienzo de la primera década de este siglo y, ya en los últimos tiempos, una temática (que todavía no estoy muy seguro de tildar de género, subgénero o capricho pasajero) ha encontrado varios representantes que son dignos de mención. Hago referencia a un fenómeno que se originó a partir del atentado del 11 de septiembre principalmente en el World Trade Center de la ciudad de Nueva York y es el terrorismo o los atentados y amenazas a civiles como punto central en la trama de una película.

Confieso que cuando estas películas empezaron a aparecer no me generaron demasiado interés, ya sea porque en sus inicios no eran tanto películas sino largometrajes propagandísticos con claros tintes políticos o porque en general no me gustan demasiado esas películas con setecientos millones de personajes en las que te enterás de la función de todos los miembros del FBI, la CIA, la INTERPOL y Al Qaeda en una misma película que no supera la hora y media.

Pero, como de costumbre, el paso del tiempo, el recibimiento de un nuevo elemento en el cine por parte del público, la posibilidad de  ahondar más en los detalles y encontrarle la vuelta a esta variante fílmica fueron distintos elementos que confluyeron para que empecemos a tener buenas películas con terroristas y loquitos con bombas como protagonistas.

Unthinkable (Amenazados o El Día del Juicio Final en spanish) la verdad que me encantó porque desde su historia supo cómo explotar al máximo el recurso al que me refería al final del párrafo precedente: un loquito con una bomba. La trama no se centra en la persecución de distintos componentes de una célula terrorista por todo el mundo y casi que no vemos escenas de acción donde un espía armado solo con un tramontina y un sacapuntas liquida en quince minutos a doscientos árabes barbudos.

Con apenas cinco o seis personajes en total, la historia empieza dentro de las oficinas del FBI donde uno de sus agentes ve en los distintos noticieros del país que un hombre es buscado porque dice haber colocado tres explosivos nucleares en distintos puntos de los Estados Unidos. Claro está que yo ahí esperaba que se desatara la búsqueda mundial de este ñato con toda la parafernalia que los efectos especiales agregan, pero la verdad es que apenas se plantea este problema de “tenemos que encontrar a este flaco”, el tipo decide quedarse paradito durante veintitrés minutos en el medio de uno de los centros comerciales más importantes del país mirando fijamente a una de las cámaras de seguridad a la espera de que alguien reconozca su cara tras haberlo visto en los noticieros.

Concretada la captura y detención de Steven Arthur Younger (Michael Sheen) o Yusuf, como él prefiere que lo llamen, pasamos a la verdadera historia dentro de la película que consiste en los distintos métodos que se emplearán para conseguir que este ciudadano estadounidense de religión musulmana confiese dónde colocó las bombas.

Por su puesto que no voy a contar el final pero me gustaría que aquellos que decidan ver esta película presten especial atención al desarrollo de la trama, específicamente a los diálogos entre Yusuf y sus distintos interrogadores porque lo que se entabla entre ellos no es una negociación sino una guerra psicológica que no solo logra producir cierta empatía con el personaje que interpreta maravillosamente Michael Sheen (algo por demás difícil tratándose de un terrorista), sino que además cuestiona con escalofriante racionalidad a todo el sistema estadounidense y de democracia liberal en general.

Un párrafo final merece el principal acierto de la película que consiste en crear dos personajes casi antagónicos para repartirse la tarea de interrogar a Yusuf. La Agente Brody (Carrie-Anne Moss) viene a ser la buena de la película, con altos valores morales, oponiéndose desde el vamos al método de la tortura física para obtener información y buscando siempre dialogar con todo el mundo, buscará razonar con este terrorista y hacerle entender lo que significará convertirse en el responsable por la muerte de diez millones de personas. Por su parte, Henry Harold Humpries, más conocido como "H" e interpretado por Samuel L. Jackson, representa los valores exactamente opuestos a los de la Agente Brody, cosa que podemos comprobar en la primera escena en la que este personaje se queda a solas con Yusuf donde sin siquiera hacerle una pregunta o presentarse ante el prisionero, le corta uno de sus dedos con un hacha.

La película es altamente entretenida, cruel, despiadada, realista, emocionante, ingeniosa, reflexiva y con el mejor de los finales para tamaña historia. Aplausos.

Ficha Técnica

Reparto: Samuel L. Jackson - Carrie-Anne Moss - Michael Sheen.
Director: Gregor Jordan.
Año: 2010.
Duración: 97 minutos.
Calificación El Guionista: 8.
Películas por catálogo: incluida.

Tráiler para Cine


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