martes, 18 de junio de 2013

The Wicker Man

¿Cómo llegué a The Wicker Man (El Hombre de Mimbre, El Culto Siniestro)? En varias listas, foros y sitios es mencionada como uno de los grandes clásicos de los ’70. Saben de mi fanatismo por esta década. Quería reincidir en el cine de horror. Los inicios de Christopher Lee lo marcaban como uno de los grandes actores de las producciones de miedo de Reino Unido. Todo eso se convirtió en un cóctel muy apetecible para mi paladar cinéfilo.

El estricto y devoto cristiano sargento, Neil Howie (Edward Woodward), recibe un correo proveniente de la isla Summerisle. La epístola anónima confiesa que una niña ha desaparecido hace casi un año y no hay indicios de su paradero. Una vez allí, Howie comienza su búsqueda, pero son los mismos isleños quienes, sospechosamente, no reconocen a la joven. Si esto lo preocupaba, serán los hábitos de los residentes lo que logren escandalizarlo.

Sus costumbres paganas, su comportamiento en los espacios públicos y sus enseñanzas en los colegios horrorizan al íntegro oficial, quien ya descree de los habitantes a los acusa de querer entorpecer y obstaculizar su investigación. ¿Podrá Howie encontrar a Rowan Morrison? Peor aún, ¿podrá Howie volver a tierra firme y resistir la tentación?

Toda reseña de The Wicker Man debería aclarar que su género es indefinible. El que espera ver una película de terror, donde haya mucha oscuridad, asesinatos con arma blanca y sangre por doquier, se verá desencajado. El que pueda presuponer un musical con danzas estrafalarias y atuendos ridículos, estará más cercano aunque se sorprenderá aún más con las líricas que mezclan ingenuidad y perversión. Con una ambientación de intriga que crece a cada minuto, personalmente, creo que el género que mejor le calza es el de misterio (ya que el protagonista aquí debe resolver un enigma); no obstante, no es el único porque el suspenso estará muy presente en el desenlace.

El Hombre de Mimbre es absorbente: sus planos, su montaje, su música, sus coreografías y sus paisajes te sumergen en un pequeño mundo del cual, inconcientemente, sabés de que no será fácil escapar. Como ya aclaré, su objetivo no es asustar a un grupo de jóvenes espectadores que disfrutan de una velada de terror, sentados en un sillón comiendo pochoclos. Tampoco lo es que tu novia salte encima tuyo y te abrace o esconda su cara en tu hombro.

La intención primaria es poner en duda a las religiones, su función y sus creencias, su fanatismo y su intolerancia, al nivel de banalizarlas. Aquí el enfrentamiento es entre el fervoroso catolicismo de nuestro héroe contra el inadmisible paganismo de los isleños. La segunda meta de la cinta dirigida por Robin Hardy es probar la voluntad y la conducta del espectador: partiendo desde la puritana mirada del sargento, el público deberá presentar una postura, reafianzando sus votos o cayendo rendido ante las libertinas e impúdicas prácticas de la comunidad (y si, honestamente, las considera reprochables o no). 

El remake tiene tan poco sentido, que quitaron toda la temática religiosa-sexual, reemplazándola por un eje apicultural-matriarcal, donde pasamos de un bufón a un oso. No tiene razón de ser ya que, como es masivamente sabido, toda obra protagonizada por Nicolas Cage post-quiebra es pésima y olvidable.

Volviendo a la original y hablando de sus intérpretes, Christopher Lee es ese eterno villano que con su sola presencia puede intimidar y paralizar a cualquiera. En cuanto Woodward, su actuación está más que atinada con lo que el papel le demanda. ¿Lo mejor? Más allá del debate religioso, lo es la presencia de tres rubias espectaculares (Britt Ekland, Diane Cilento e Ingrid Pitt), destacándose Ekland (una de las tantas chicas Bond) con su muy sensual escena del baile. 

Una de las películas más bizarras que vi en los últimos tiempos por todo lo que logra combinar. Por momentos no sabemos si esto va en serio y trata de alcanzar profundidad o si nos están tomando el pelo. ¿Esto la convierte en una obra a desestimar? Para nada. Sin ser de otro mundo, The Wicker Man es un largometraje sumamente interesante, para estudiar, y que ha alcanzado la categoría de culto.

Ficha Técnica

Reparto: Edward Woodward – Christopher Lee – Britt Ekland.
Director: Robin Hardy.
Año: 1973.
Duración: 100 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: incluida.

Tráiler para Cine


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