martes, 5 de febrero de 2013

Chugyeogja

Mientras en El Guionista seguimos repasando tanto el plano internacional, con los venideros Premios Oscar, como el plano local, con el cine argentino, me hice un tiempo también para disfrutar del asiático, uno de los que más pasión despierta en mí. Una de mis metas con este blog es el poder abrir mi mundo cinematográfico hacia otras tierras e incentivarlos a ustedes a que también lo hagan. Hoy, no sólo me voy a detener en la magnífica y muy recomendable película de hoy; además haré un repaso sobre el cine negro que tanto me gusta. Conozcan a Chugyeogja, difundida mundialmente como The Chaser y sin título al castellano aunque, si somos fieles, no debería variar de El perseguidor o El cazador.


Eom Joong-Ho (Kim Yun-Seok) es un ex detective, devenido en proxeneta que no tiene ningún tipo de valor moral ni pulcritud. Lo que sí tiene son muchas deudas y la causa principal es que varias de las prostitutas que trabajan para él han desaparecido. El problema no es sólo el dinero que no ingresa a la caja, sino aquel que él pagó por adelantado a sus chicas. Sin embargo, el negocio debe continuar y, al no tener plantel disponible, debe enviar a la afiebrada Mi-Jim (Seo Young-Hee) con uno de sus clientes, Ji Young-Min (Ha Jung-Woo).

Ofuscado por la situación, Eom desempolva sus habilidades utilizadas en las fuerzas armadas y comienza a investigar la desaparición de las mujeres, al estar seguro de que se fugaron o que fueron “vendidas”. Al mismo tiempo, se empieza a preocupar por Mi-Jim, que no da señales de vida. Luego de unir las piezas, Eom irá tras Ji Young-Min, convencido de que él es quien le está robando sus empleadas y su dinero.

En los últimos 10 ó 15 años, los mejores policiales nacieron del lejano oriente; particularmente de Corea del Sur. La clave no sólo reside en saber llevar adelante una intensa historia, llena de suspenso y pasión, con el agregado de precisas escenas de acción, tiroteos o persecuciones: la clave está en que han sabido revitalizar y resignificar al cine negro. Demostraron que no es necesario gastar fortunas en montajes para carrocerías de los ’40, antiguos trajes azules a rayas, gorros o alguna femme fatale con peinado recogido y largo vestido de seda. Además (y éste es otro aspecto fundamental), a ellos no les importa no ser convencionales o políticamente incorrectos (gran diferencia con la industria cultural norteamericana).

Creo que se dio o se está dando un paso en la evolución del cine negro, que comenzó en occidente, por la década del ’40 y ’50 (como The Third Man) y se revistió en neo-noir en los ’70 (Chinatown). A finales de los ’80, los ’90 y en los primeros años del nuevo siglo, las distintas realizaciones se basaban más en repetir esquemas de cualquiera de esos dos momentos, como Los Intocables, L.A. Confidential o Road to Perdition. Sin embargo, hubo una obra que creó un nuevo paradigma en este género como lo fue Se7en, que supo recrear el mismo ambiente, sin la necesidad de retroceder en el tiempo. Lamentablemente, muchos quisieron copiar ese molde, sin obtener resultados.

Hubo que viajar miles de kilómetros hacia el este para darnos cuenta de que quienes tomaron la posta fueron los cines de Hong Kong (la trilogía de Infernal Affairs, por ejemplo) y Corea del Sur (con magníficas realizaciones como Old Boy, Ajeossi o Memories of a Murder). Una gran diferencia entre estas dos, es que en Hong Kong el tema principal suele ser las mafias y las triadas; mientras que en Corea del Sur, lo son los asesinos en serie o personajes puntuales, sumamente deleznables.

Luego de hacer este extenso repaso, voy a analizar puntualmente a The Chaser y sus elementos. El debutante director Hong-Jin Na ha logrado, en su primer trabajo, lo que muchos de sus colegas añoran y les cuesta horrores: crear una atmósfera, negra, pesimista, pesada, pero irresistiblemente cautivante. Esto no se hace sólo con la escenografía y las luces; también se necesita de una historia contundente, un buen guión, diálogos consistentes y actuaciones memorables, como las que llevan a cabo sus dos protagonistas. Además, los elementos recurrentes que generan el clima, como la lluvia, la oscuridad, los callejones, las armas blancas, las herramientas (martillos, sierras, cinceles), el sadismo, las mutilaciones y fundamentalmente, la construcción de un monstruoso villano y de un gran antihéroe.

Debe estar inculcado en la cultura cinematográfica de ellos, aunque llevar a cabo una ópera prima tan arriesgada y salir airoso, no es un dato menor. Lo más escalofriante es que esta cinta está basada en Yoo Young-Chul, el mayor asesino serial de la historia de Corea del Sur (si tienen tiempo, entren a ese enlace… con leer algunos párrafos les será suficiente para entender la magnitud de sus crímenes). Pese a esto, Chugyeogja podrá ser impresionable, pero no tiene nada desagradable y esto también habla maravillas del director que ha sabido mostrar lo que quería sin excederse en morbo o asquerosidad.

Luego de armar esta maravillosa jugada, sólo se necesita de alguien más para que empuje la pelota hacia la red, anotando un magnífico gol. Aquí no hablamos de uno, sino de dos ejecutantes: Kim Yun-Seok y Ha Jung-Woo. Yun-Seok encarna a este chulo egoísta y repugnante, preocupado sólo por sus intereses. Al darse cuenta contra la vil criatura que se está enfrentando y en el preciso momento en que conoce a su familia, pasa a ser el personaje que mejor representa a la audiencia. Siente impotencia, bronca, ira, anhelos de justicia y, por sobre todo, la necesidad de defender el valor de la vida y hacerla respetar; lo mismo que sienten todos los espectadores al ver esta obra que no puede dejar a nadie en la indiferencia.

Ha Jung-Woo, detrás de la fachada de joven educado y tímido, esconde a un monstruo violento y cruel. Como espectadores, vemos sus crímenes y hasta escuchamos su confesión; pero aún así parece estar blindando para seguir haciéndolo con total impunidad. Esto nos llena de resignación y furia; y convierte al personaje Young-Min en un gran villano, aquel que logra el temor y el odio de quien sea testigo de sus atrocidades.

La verdad que la calidad de arte de tapa de los surcoreanos es formidable, pero no elegí este póster porque fuera el internacional, sino porque la fotografía de los dos rostros es elocuente. Así comienza la película, con los dos protagonistas partiendo del mismo lugar de cuestionamiento y acusaciones del público hacia ellos. A partir de los puntos de giro y de lo sucedido, los dos tomarán marcados caminos opuestos.

Hollywood compró los derechos: ojalá jamás salga algún remake. Primero, porque la arruinaría. Segundo, porque está basado en un hecho que pasó en Corea del Sur y que sólo podría pasar allí. Es imposible trasvolar la ineptitud y corrupción de la policía surcoreana, que tan fieramente es criticada en la obra, o la relación entre los distintos entes (chulo, mujeres, clientes, oficiales) que ejercen la prostitución (profesión absolutamente ilegal allí, pero masiva) de aquel país, hacia Estados Unidos.

Concluyendo, no sirve de nada que les lleve a cada lector, una copia de este film y los obligue a verla, ya que lo harán mal predispuestos y esto afectará su apreciación para con la obra. Sólo quiero que sepan que, cuando decidan extender sus horizontes cinéfilos y si son amantes del cine negro, del suspenso o sienten pasión por la criminalística, se harán un favor al ver The Chaser. Incluso yo estoy seguro de que, cuando vuelva a ver esta cinta en un tiempo, me voy a sentir culpable de no haberle dado un punto más. Genial por donde se la mire.

Ficha Técnica

Reparto: Kim Yun-Seok – Ha Jung-Woo – Kim You-Jung – Seo Young-Hee.
Director: Na Hong-Jin
Año: 2008.
Duración: 125 minutos.
Calificación El Guionista: 8.
Películas por catálogo: incluida.

Tráiler para Cine


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