Basada en un caso
real ocurrido a fines de los ochenta, The
Sessions cuenta la historia de Mark O’Brien, un gracioso y ocurrente
muchacho que se autoproclama poeta y periodista, cosa que no está para nada
lejos de la realidad ya que, a pesar de no contar con ningún título o estudio
que lo certifique, Mark tiene lo necesario para desarrollar cualquiera de los
dos oficios mencionados. Mark es un virtuoso de la palabra.
Ahora bien, el
problema es el siguiente. A una dolorosa y temprana edad, Mark contrajo una
enfermedad a la que vulgarmente nos referimos como polio que, si bien no es
mortal, puede dejar secuelas irreversibles como las que desafortunadamente
experimentó el cuerpo de nuestro protagonista: resulta que a raíz de la
enfermedad, Mark no es capaz de mover ninguna parte de su cuerpo del cuello para
abajo y tampoco puede pasar más de tres horas sin estar conectado a lo que él
denomina su pulmón artificial (que, en la década del ochenta, es un armatoste
del tamaño de una persona en la que el paciente debe introducirse como si fuera
una gran cama metálica que le permite respirar).
Pero bueno, gracias
a la ayuda de su familia, de varios amigos, de un sacerdote y de los asistentes
que lo ayudan, Mark pudo salir adelante y, a la edad de 38 años, se puede decir
que tuvo la mejor calidad de vida que alguien en su condición podía esperar.
Con una pequeña excepción.
Casi de la noche a
la mañana Mark se da cuenta de que fue un afortunado al poder hacer casi todo
lo que una persona normal puede, pero a su vez siente que de ninguna manera
puede irse de este mundo sin llevar a cabo una actividad que el hombre viene
desarrollando desde el inicio de los tiempos. A pesar de todas sus
limitaciones, Mark quiere tener sexo. Queda claro que, a partir de esta
decisión, la película se centrará en las vicisitudes que nuestro héroe deberá
enfrentar para poder lograr su cometido; emprendimiento que vendrá de la mano
del maravilloso personaje de Cheryl, alguien muy difícil de definir ya que su trabajo consiste en brindar ayuda terapéutica en materia sexual a personas
incapacitadas físicamente. En pocas palabras, Cheryl le propondrá a Mark llevar
adelante un programa de seis sesiones en las que ambos intentarán tener sexo.
Si hasta acá la
historia parece de por sí interesante, lo que hace que The Sessions ascienda de la categoría “buena película” a
“merecedora de varias nominaciones al Oscar” es su elenco. Gran trabajo de John Hawkes (American Gangster, Contagio, Winter’s Bone) en su papel protagónico de Mark O’Brien ya que logra
generar una enorme empatía en el público pero por razones totalmente ajenas a
la condición de su personaje, cosa que es muy elogiable ya que resultaría de lo
más cómodo dejar que el espectador se interese e identifique con Mark solamente
por el hecho de ser un pobre discapacitado con ganas de vivir. Gran aporte de
William H. Macy (Fargo, The Maiden Heist, Gracias por Fumar) en su papel de párroco, confesor, consejero y
amigo de Mark en este difícil emprendimiento y mención totalmente especial al
maravilloso papel de Cheryl, que es de esos personajes que, sin ser el
protagonista de la historia, logran brillar tanto como si lo fueran. Algo que
logran solo unos pocos, como en este caso Helen Hunt (Mejor Imposible, Náufrago,
What Women Want).
Ficha Técnica
Reparto: John Hawkes - Helen Hunt - William H. Macy.
Director: Ben Lewin.
Año: 2012.
Duración: 95 minutos.
Calificación El Guionista: 8.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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