Mi principal axioma ante cualquier película del agente del servicio británico siempre fue “una vez que viste una de James Bond, las viste todas…”, en referencia a la siempre utilizada y no por menos exitosa “fórmula Bond”. Sin embargo, en el último tiempo, he decidido completar esa máxima propia agregando que “existen algunas que merecen ser más vista que otras”. Hoy les acerco Casino Royale, largometraje que, al leer la reseña, podrán darse cuenta si está incluida dentro de mi sentencia.
El agente secreto, James Bond (Daniel Craig), acaba de ser ascendido a la categoría de 00. Su misión ahora es encontrar al banquero de terroristas, Le Chiffre (Mads Mikkelsen), para poder desmantelar la red de de terrorismo y corrupción. Para llegar a él, Bond deberá participar en un torneo de póquer en el Casino Royale.
Recordemos el contexto de la franquicia Bond, previo al rodaje de Casino Royale: se caía a pedazos básicamente. Pierce Brosnan ya tenía 50 años y sus últimas dos películas habían sido terribles porquerías. Entonces, el principal objetivo de este reinicio de saga fue llevarse por delante a todo lo que se pusiera en frente: espectadores, críticos, especialistas. Tenía que ser lo suficientemente arrolladora como para que todo lo que ya se había visto, se ponga en duda y se permita poner en tela de juicio de que lo que se estaba viendo era superior a lo anterior.
Todo me gustó de Casino Royale, y creo que amerita un extenso análisis de sus partes más destacables.
El héroe: Si alguien es detractor de Daniel Craig (The Girl with the Dragon Tattoo, Road to Perdition) y cuestiona sus cualidades actorales, soy yo. Su currículum no era el mejor para este papel y esto se hizo notar con los intentos de boicot en su contra, al enterarse el público de su designación. Además es el primer Bond rubio, algo más que extraño. Personalmente, su desempeño me conformó y me sorprendió. No esperaba mucho, casi nada; pero me llevé una grata interpretación.
Irrespetuoso, torpe, engreído; aunque también afligido, insatisfecho y con manifiestos deseos de dejar un trabajo que aborrece, pero que igualmente cumple como un profesional. Algunos hablan del “James Bond más humano”, si bien no puedo olvidarme de Sean Connery admitiendo tener miedo, en Dr. No. No me creo capaz de sentenciar que él es el mejor Bond, como los resultados de nuestra encuesta así lo afirman, pero sí está claro que logra imprimir su sello.
La bella dama: Así como bien dijo Bertolucci, Eva Green (The Dreamers, Perfect Sense) tiene una “belleza indecente”. Su exuberante silueta y su penetrante mirada resultan muy provocativas. Su vestido y su manera de pasearlo derrochan elegancia y sensualidad. Además, la fuerte personalidad de Vesper Lynd deja atrás todas las chicas Bond sosas y huecas que dependen de la constante protección de nuestro héroe. La química con Craig era un hecho.
El villano: Siempre está el deforme, el impotente, el discapacitado; además de la habitual característica etnográfica de ser del este europeo, latinos, negros o comunistas. Pero el Le Chiffre interpretado por el superlativo Mads Mikkelsen (A Royal Affair, Pusher) es un antagonista al que lamento que no se lo haya explotado aún más. Su presencia y su ojo dañado lo convierten en un sujeto interesante y enigmático. Un rival totalmente digno y a la altura de nuestro héroe, con quien mantiene varios duelos personales de tenso clima. Merecía otro final o, al menos, mayor cuota en pantalla. Tengo mucha expectativa por ver a Mikkelsen encarnando a Hannibal Lecter en la serie televisiva.
Dirección y guión: ¿A quién recurrir para que este intento de renacimiento de la saga no sea en vano? Martin Campbell fue el escogido y la elección fue más que acertada. La última gran película de la franquicia había sido GoldenEye, también dirigida por el neozelandés. Si a eso le sumamos el aporte en el libreto del maestro, Paul Haggis (Million Dollar Baby, The Next Three Days, In the Valley of Elah), para contrarrestar a Neal Purvis y Robert Wade (los guionistas de las nefastas Die another Day y The World is not enough), el resultado debería ser más que convincente.
La banda sonora: No se llama Casino Royale ni hace referencia al título en su letra, pero You Know My Name es la mejor canción que escuché para una película Bond. Totalmente acorde con lo que se necesitaba: potente, furiosa, innovadora. Letra y música a cargo del genial Chris Cornell, líder de Soundgarden y Audioslave, referente del grunge. En mi predilección la pongo por encima de otros temazos como Live and Let Die de McCartney y sus Wings o como Thunderball de Tom Jones. Luego, David Arnold utilizó los principales acordes de You Know My Name a lo largo de todo el film.
De más está aclarar que pusieron toda la plata sobre la mesa en cuanto montaje, escenarios, edición de sonido, dirección artística, carrocerías, efectos especiales, la secuencia inicial animada, el rodaje alrededor del globo. Y tuvieron sus frutos: una recaudación del 400%.
¿Reinicio o una continuación de superagentes con el mismo alias? La clave está en el personaje de M, interpretado por la magnífica Judi Dench (Jane Eyre, Notes on a Scandal, J. Edgar), y algunas pistas que deja el guión. No obstante, es algo muy personal y tampoco hace mucho la diferencia.
Aún no vi Skyfall, pero puedo decirles que es una de las mejores películas de la saga del espía de Fleming, y la mejor de los últimos 20 años, junto a GoldenEye. También puedo asegurar que es una muy buena película de acción, por si en algún momento les urge recurrir a una satisfactoria cinta de este género.
Ficha Técnica
Reparto: Daniel Craig – Eva Green – Mads Mikkelsen.
Director: Martin Campbell.
Año: 2006.
Duración: 144 minutos.
Calificación El Guionista: 8.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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