La película empieza
bárbaro, con dos muchachos que rondan los treinta escapándose de una casa de
electrodomésticos en un viejo pero cuidado Siam Di Tella celeste. Parece que
uno de ellos tuvo la brillante idea de comprar ciertos artículos en el local
(un televisor, un horno eléctrico y hasta una guitarra desorbitadamente cara)
para luego abonar con la tarjeta de crédito de su amigo (que también viene a
ser su cuñado). Durante la realización del pago, el pibe se escapa del local
ante el asombro de los empleados del mismo para pasar a emprender el escape con
Mariano, protagonista del film a partir de este hecho.
De entrada ya no
queda demasiado claro qué buscaban estos vagos con su brillante plan. Porque si
bien se quedaron con el horno eléctrico (de escaso valor), el resto es bastante
confuso. Por empezar, lo que Mariano hace para que no lo obliguen a pagar por
lo que se llevó es denunciar el supuesto robo de su tarjeta de crédito, pero a
esto le suma también el robo del auto ya que, según él, los empleados de la
casa de electrodomésticos pudieron haberle visto la patente, lo que haría que
la policía, en una futura investigación, descubriera que quien usó la tarjeta
de Mariano para comprar artículos que no pagó fue el propio Mariano y no el
supuesto ladrón. Como consecuencia de este accionar, lo lógico luego fue deshacerse
del auto (tampoco recibe un mango del seguro ya que el vehículo es demasiado
viejo para esto) y así avalar su versión de que se lo robaron junto a su
billetera donde tenía la dichosa tarjeta de crédito. Ergo, Mariano deja el Siam
Di Tella en una especie de calle muerta/descampado al lado de las vías del
tren.
El tema es,
retomando mi párrafo introductorio, que después de este desencadenante (de lo
más divertido y atrapante, por cierto) ya no pasa nada más. Porque lo que vemos
durante los siguientes sesenta o setenta minutos de película es a Mariano
preocupado por lo que hizo, temeroso de que la policía o el empleado de su
banco que investiga el robo de su tarjeta sospechen que en realidad se trata de
un auto-robo, nervioso ante las preguntas de su novia y sus amigos sobre lo que
realmente ocurrió y poco más. No hay giros, él tampoco hace nada para arreglar
su situación, su cuñado recién reaparece en escena casi al final de la película
y por medio de un llamado telefónico que hace desde Miami (sin mediar
explicación alguna) y prácticamente cuando el film llega a su fin Mariano
decide contarle a la policía que él mismo encontró su auto robado, por lo que
lo va a buscar a la comisaría donde este fue llevado para el peritaje
correspondiente, se lo lleva y listo, santo remedio.
No sé, la película
está muy bien filmada (con excelentes planos y una digna fotografía), las
actuaciones son geniales, sobre todo la de Andrés Calabria, Alan Sabbagh y Paula Grinszpan y la idea de la
historia es muy buena pero, una vez planteada, esta sucumbe tan
irreparablemente en las garras de la linealidad y la monotonía, sin saltos,
giros o cambios, que termina siendo una consecución de escenas graciosas (sobre
todo la conversación sobre los jarrones en el restaurante chino) pero
desacompasadas, que no aportan prácticamente nada a la historia salvo por su
punto en común que es la preocupación y nerviosismo del protagonista, sensación
que queda clara por demás y que encuentra una solución tan infantil y naif que
la decepción que esto genera en el espectador logra eclipsar todo lo bueno del
principio. ¿Mi conclusión? Buen intento, muchachos. Pero sigan participando.
Ficha Técnica
Reparto: Andrés Calabria - Campi - Alan Sabbagh - Paula Grinszpan.
Directores: Diego Levy - Pablo Levy.
Año: 2012.
Duración: 87 minutos.
Calificación El Guionista: 6.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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