Finalmente, ha llegado a El Guionista, la película más esperada de 2012 y que más controversia generó en las últimas semanas. Para tamaño suceso (y porque ninguno de los dos nos queríamos quedar afuera), nuestro blog no quería ser menos y, para ello, hemos decidido realizar la primera crítica en conjunto: Luego de arduas semanas de negociaciones (?), Facundo Franco y Daniel Castaño, unidos por primera vez.
Previamente, es menester aclarar que para leer nuestra crítica, deben haber visto el film porque seguramente contemos detalles que ustedes no querrán conocer. A modo de recomendación, nos parece oportuno aclararles que, aquellos que piensan ir a verla al cine, deberían ir con el recuerdo fresco de Batman Begins y The Dark Knight, porque se establecen varias conexiones (en especial -y sorpresivamente- con la primera).
Transcurrieron ocho años desde la muerte de Harvey Dent y la desaparición en la escena pública de Batman, a quien se le adjudica la culpa por el final trágico del fiscal. Quien también se retiró de la civilización, para adoptar una vida ermitaña, es Bruce Wayne (Christian Bale): pero sus heridas de batallas pasadas y el dolor por la pérdida de Rachel, aún se mantienen presentes. Ciudad Gótica vive tiempos de paz, la ley Dent es un éxito y el crimen ha sido erradicado casi por completo; aunque una tormenta se acerca.
El líder terrorista, Bane (Tom Hardy), decide atacar a Ciudad Gótica en todas sus estructuras e instituciones, para convertirla en cenizas. Evidenciando las fallas del sistema, su objetivo es claro: anarquía total y destrucción. Luego de una persecución fallida, el comisionado Jim Gordon (Gary Oldman) es capturado por el ejército de marginados del mercenario y trasladado hasta su base, en las alcantarillas. Bruce comprenderá la gravedad del asunto al conocer que Bane fue entrenado por su mismo mentor, Ra’s Al Ghul (Liam Neeson). Ciudad Gótica necesitará nuevamente a su verdadero héroe: Batman.
Christopher Nolan nos invita a adentrarnos en su extenso laberinto de plantas y árboles, donde el suelo sufre de ciertas irregularidades y algunas ramas no han sido cortadas prolijamente. Allí nos atrapa con su juego intrigante, llevándonos por caminos anchos que nos intentan desestabilizar al comienzo, para luego volverse más estrechos y golpearnos de forma más feroz. Cuando cae la oscuridad sobre nosotros y creemos que estamos cerca de la salida, pese al agotamiento psicológico que implicó el recorrido, somos conscientes de que otra vez nos hemos equivocado y que este amo de marionetas nos ha paseado por todos los pasadizos posibles. Pese a las interminables opciones y sus imperfecciones, él siempre tuvo en claro cuál iba a ser la salida.
Su laberinto logra sintetizar fórmulas de trabajos anteriores (Inception, The Prestige), para luego adaptar distintos comics del hombre murciélago (Knightfall, Gates of Gotham, los de Frank Miller y otros), dando como resultado un guión nuclear, inestable pero fascinante. Te seduce como Batman Begins, dándonos a conocer a sus personajes y sus historias, para luego sumergirte en un mar de oscuridad y excitación como The Dark Knight. Una fusión química, sombría y violenta, de sus antecesoras. Podrá cometer errores, pero te consume en vida, absorbiendo y desgarrando al espectador. Sus vueltas de tuerca son lo mejor de este largometraje y el segundo punto de giro deja a todos boquiabiertos. El desenlace apunta a la emoción (¿y a la incertidumbre?, no lo creo), no sólo por el epílogo en sí, sino por saber que es el cierre definitivo de la saga. Entristece saber que se termina, pero interiormente sabemos que es lo mejor.
Nolan también demuestra su maestría en revalorizar personajes (incluso a nuestro protagonista enmascarado) que han sido defenestrados y tomados para la burla constante. Pero son los mismos actores quienes contribuyen con este proceso. Remarcamos varias veces los fenomenales elencos que caracterizaron esta trilogía, es hora de hablar de los nuevos: aplausos para Joseph Gordon-Levitt, el mejor de la película. Como ya dije en Batman Inicia, esta saga despertó en mí los sentimientos y valores que solía tener de niño, donde sólo creía en la justicia y en el bien; y en John Blake me siento retratado. JGL entendió a la perfección su papel y lleva adelante la evolución más interesante dentro del film, comprendiendo la corrupción y los intereses que se manejan hasta en las esferas más altas de poder y la necesidad de actuar en consecuencia. Blake representa a cada uno de los que ocupamos una butaca.
Sobre Tom Hardy, lo primero es obvio, elogiar su desempeño físico. Gracias a los distintos planos y su masa corporal, este actor parece salirse de la pantalla. Pero su personaje es mucho más profundo que eso. Hardy encarna a Bane, un terrorífico villano, ex miembro de la Liga de las Sombras que, a diferencia de The Joker de Heath Ledger, tiene un propósito y una característica inusual dentro de los rivales del murciélago: él es capaz de derrotar físicamente a Batman, como también espiritualmente. Su voz y su final complotan contra él, además del hecho de no ser el máximo enemigo de Batman (de hecho, su personaje vio la luz recién en 1993), como sí lo es el Guasón. En cuanto al plantel femenino, Anne Hathaway desempeña su tarea como su figura luce el traje de gatúbela; toda una femme fatale, al servicio del engaño y la seducción. Participativa al comienzo, Marion Cotillard se convierte en la más desaprovechada del elenco, hasta que en el final adquiere notoria relevancia.
De los miembros fijos del club Nolan, sobre el protagonista creo que es justo y sensato decir que Christian Bale será el Batman que todos recordaremos. Brillantes aportes, como es costumbre, de Morgan Freeman y Gary Oldman, pero quien merece una apartado es el gran Michael Caine: este veterano actor inglés sabe hacer uso de los minutos que le brindan con estiletazos profundos, volviéndonos frágiles. Experiencia y talento al servicio de un film cargado de frenetismo y adrenalina.
No podemos dejar de lado la maravillosa banda sonora que acompañó esta nueva saga, a cargo de Hans Zimmer. Como tampoco el vestuario, los escenarios, los vehículos (dignos de Star Wars), la filmación de las batallas o las peleas cuerpo a cuerpo. Guiones adaptados con extremo cuidado, respetando las historietas originales, que desde el primer minuto tienen un efecto magnético, gracias a su tensión y a su intriga.
Existen dichos o frases, que pretenden ser leyes universales, pero que carecen de sentido y no sabemos quiénes las crearon ni cuántas luces poseía este personaje ilustre, pero menos lamparitas tienen aquellos que las repiten hasta el cansancio en su intento de generalizarlas. Un ejemplo es “el 2 a 0 es el peor resultado”, otro absurdo es “las segundas partes nunca son buenas”. Permítanme decirles que en la Trilogía del Caballero de la Noche, como en la de El Padrino o la de El Señor de los Anillos, si debo optar por la mejor de sus tres entregas, indudablemente escogería su segundo capítulo.
¿Por qué este film no es un 10? ¿Por qué no creo que sea mejor que The Dark Knight? Esta cinta es más ambiciosa por la necesidad de darle un cierre digno a esta fantástica saga, frente al límite de los minutos estándar. Las transiciones en cuanto a tiempo y espacio hacen ruido, pero más ruido hace la voz de Bane (si no les gustaba la de Batman, dudo que prefieran esta). Las muertes de Talia, Foley y Bane me resultaron poco satisfactorias, especialmente la última: me urgían las ganas de un tercer duelo definitivo. El aporte de Selina, acabando al terrorista fue totalmente anticlimático y frío, para una rivalidad que merecía mucho mejor final. Poco convincente también es el endeble argumento por el cual Blake (quien parecía ser el único habitante astuto en la ciudad) devela la identidad de Batman. Pero esto es poco, comparado al gigantesco error que pudo pasar inadvertido para los despistados: si Bane liberó a todos los presos de Gótica, ¿dónde está el Guasón?
Y ya que varios datos clave ya han sido revelados (recordamos que la idea es proponer un análisis extenso y completo de esta obra, que no se merece menos), me veo obligado a abordar un tema del que muchos ya están hablando. He escuchado y leído diversas opiniones sobre el épico final de esta trilogía y una buena cantidad de ¿fanáticos? parecen opinar que lo mejor o lo más “realista” (palabra odiosa si las hay cuando se la usa en clave cinematográfica) hubiera sido que Batman muriera, final que uno no puede dejar de plantearse cuando el Caballero de la Noche decide llevarse la bomba nuclear en su “Murciélago” para que explote lejos de Ciudad Gótica. Déjenme decirles que yo me habría ido un tanto desilusionado si el deceso de Bruce Wayne se hubiera producido. Y no porque sea uno de los que piensan que “Naaa, Batman no se puede morir, viejo”.
Sin duda todos recuerdan la famosa carta que Rachel le deja a Bruce en The Dark Knight (y que luego Alfred quemaría), en la que le informa que se va a casar con Harvey, no porque no esté enamorada de Bruce y tampoco por lo que ella misma le dice al final de Batman Inicia (que ellos finalmente estarán juntos el día que Gótica ya no necesite a Batman). Su carta afirma firmemente que ese día tal vez llegue, pero de lo que ella está segura es de que nunca llegará el día en que Bruce no necesite más a Batman.
Este mismo concepto se plantea en The Dark Knight Rises cuando Bruce le pregunta a Alfred si este teme que su plan para detener a Bane fracase, para recibir una respuesta que agiganta aún más a la figura de este enorme personaje encarnado por Michael Caine. “No temo por su fracaso, temo porque quiera fracasar”, dice el mayordomo con lágrimas en los ojos y dejando al descubierto ese subconsciente deseo de Bruce, quien parece empezar a querer que el crimen y el mal vuelvan para que Batman retorne y, con él, también lo hagan la motivación y las ganas de vivir en Bruce.
Bueno, déjenme decirles que Batman, su leyenda y lo que esta representa son elementos tan fuertes que Bruce no solo consigue salvar a su ciudad, sino que además termina de probarles (a Alfred y, sobre todo, a Rachel) que él es capaz de dejar a Batman y a todo su pasado atrás y seguir adelante con su vida como quien verdaderamente es: Bruce Wayne.
Pese a todo lo que se puede criticar, debemos darte las gracias, Christopher Nolan: gracias por devolverle el sentido que Batman siempre tuvo y jamás debió perder. Siendo estrictos con el vocabulario, Batman no es un superhéroe porque Bruce Wayne no posee superpoderes y esto lo dejó en claro en las tres cintas: Bruce Wayne es un humano, que lleva sus ideales y valores inquebrantables hasta el extremo, con tal de que Batman sea un símbolo, de respeto y justicia, y que cualquiera pueda serlo. Gracias, también, por enseñarnos que hasta con este género fantástico de historietas, se pueden hacer grandes producciones, tomándola seriamente e incluyendo problemáticas sociales, sin caer en facilismos. Gracias por esta épica leyenda; la mejor película de lo que va del 2012.
Ficha Técnica
Reparto: Christian Bale - Tom Hardy - Anne Hathaway - Joseph Gordon-Levitt.
Director: Christopher Nolan.
Año: 2012.
Duración: 164 minutos.
Calificación El Guionista: 9.
Películas por catálogo: vayan al cine (con kevlar, por si acaso).
Traíler para Cine
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entiendo tu indignacion por la ausencia del guason ...en los comics el guason siempre ha sido encarcelado en el asilo arkham y nunca en blackgate que es es prision federal de maxima seguridad!!!!
ResponderEliminarGracias por el dato, amigo anónimo. Igualmente, considero que fue algo desprolijo ni siquiera haberlo nombrado. ¡Saludos!
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