Dos Más Dos

Día de lluvia, ideal para ir a ver una película. Eso fue lo que pensé exactamente el viernes pasado cuando un aguacero caía sobre Buenos Aires, algo parecido a lo que parece que va a pasar ahora: otro día de lluvia, también ideal para ir a ver una película. El problema es que el Servicio Meteorológico y los dueños de los cines no parecen haber llegado a un acuerdo, por lo que el agua sigue cayendo a baldes ininterrumpidos y uno no puede permitirse ir al cine diez días seguidos. Así que no me queda otra que alentar a otros a que lo hagan, en este caso, para ver una nueva propuesta de cine nacional: Dos más Dos, protagonizada por Adrián Suar, un afortunado hombre del espectáculo que parece que cada vez que llueve, él no piensa “ideal para ir a ver una película”, sino “ideal para filmar una película”.

Pero ojo, no es que yo tenga algo en contra del Chueco. Al contrario. La verdad es que tiene la capacidad de hacerme reír incontrolablemente y sus películas me resultan divertidas y entretenidas. Lo que no puedo evitar mencionar es que parece que este muchacho tiene a su disposición un séquito de escritores que, por lo menos una vez por año, le escriben una comedia romántica para que él (junto a grandes elencos, cortesía de los recursos de su lucrativa productora) pueda lucirse haciendo siempre el mismo personaje.

Sin embargo, me veo obligado a aclarar que, en general, no me caen bien los actores que siempre hacen de lo mismo. Sé que voy a recibir críticas y puteadas a granel, pero el ejemplo que enseguida me viene de un muchacho que siempre hace de lo mismo es Robert Downey Jr. No importa que el chabón haga de famoso detective londinense  en Sherlock Holmes, que interprete a un ingenioso periodista de época en Zodiac o que sea el editor literario de un profesor universitario en Wonder Boys, siempre hace del tipo que atraviesa la crisis de los cuarenta, incomprendido, muchas veces borracho, pero con un talento importante que podría aprovechar perfectamente si no fuera por su dejadez innata. Siempre lo mismo.

Suar, por su parte, también hace siempre de lo mismo pero, no sé, lo hace bien. Te hace reír y no resulta molesto. Es como ver las distintas aventuras de un mismo personaje: un muchacho fachero a pesar de estar ya en los cuarenta, con problemas de pareja, un poco conservador y con una fuerte tendencia a escaparse de sus problemas. Ya está, el tipo sabe que ese papel lo hace perfecto y no se molesta en intentar cosas nuevas. A mí me cae bien y, aunque va a llegar un punto en el que sus propuestas repetitivas lleguen a cansarme, por ahora sigo disfrutando con películas como Dos más Dos, Igualita a Mí y, sobre todo, Un Novio para Mi Mujer.

En nuestra recomendada de hoy, Adri encarna a Diego que, además de reunir todas las características ya enumeradas, en este caso también es cardiocirujano y dueño de su propia clínica privada junto a su socio y mejor amigo, Richard (Juan Minujín). Su amistad va bien, su trabajo va bien, pero como de costumbre, los problemas son con su mujer, Emilia (Julieta Díaz), con quien atraviesa una típica crisis de aburrimiento y monotonía luego de diez años de estar casados. Los verdaderos problemas empiezan cuando, de la nada, la esposa de Richard, Betina (Carla Peterson), invita a Diego y Emilia a unirse a una práctica que ella y Richard vienen desarrollando hace tres años: el swinguerismo, como ellos lo denominan, y que básicamente consiste en asistir a diferentes fiestas con personas con esta misma costumbre y encamarse con cualquiera que te pase por adelante.

De más está decir que la película es extremadamente entretenida y divertida (con excelentes aportes en este sentido por parte de Alfredo Casero), aunque también le deja el espacio a la emoción y el drama en el final. Sí, es la misma comedia romántica de siempre, con buenos momentos, ideal para pasar el rato y que vale la pena ver, siempre y cuando uno haya aceptado previamente que no está yendo a ver una obra de Shakespeare, claro.

Ficha Técnica 

Reparto: Adrián Suar - Juan Minujín - Julieta Díaz - Carla Peterson - Alfredo Casero.

Director: Diego Kaplan.

Duración: 107 minutos.

Año: 2012.

Calificación El Guionista: 7. 
Películas por catálogo: casi.

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