Creo que estarán de
acuerdo conmigo en que existen muchas películas que uno puede ver mientras
realiza cualquier otra actividad sin perder el hilo de la trama en ningún
momento. Así, es posible darle play a Hulk,
a ¿Qué pasó ayer? o a cualquiera de
las Scary Movie y, al mismo tiempo,
hablar con alguien por teléfono, boludear en Facebook, jugar al Angry Birds en
el celular o discutir con algún miembro de la familia sobre cuánta cantidad de
mortadela es conveniente comprar para la picada de esta noche. Y todo sin dejar
de entender la película en cuestión. Ahora bien, también está claro que este
tipo de películas se encuentra en uno de los extremos de la línea que cataloga
al cine por su simplicidad. En el medio de este trazo imaginario encontramos al
95% de las películas que existen (a las que hay que prestarles atención y
verlas sin ninguna de las distracciones antes enumeradas), mientras que en el
otro extremo vendrían a ubicarse las más complejas de todas, aquellas que no
solo requieren ese mínimo de atención que se necesita para ver una película,
sino que además plantean la necesidad -y, en muchos casos, la obligación- de
poner pausa, tomarse algunos segundos para asimilar lo que acaba de pasar o
directamente rebobinar y volver a ver una escena completa. Este es el caso de excelentes
cintas como Memento, Mulholland Drive y, claro está, nuestra
recomendada de hoy: El Maquinista.
La historia gira
entorno a Trevor Reznik (Christian Bale), un hombre de mediana edad que vive
solo, no tiene amigos ni novia y trabaja en una fábrica metalúrgica operando
maquinaria pesada. Pero la soledad no es precisamente el principal problema de
Trevor. Su verdadera preocupación consiste en que, desde hace un año, Trevor es
incapaz de dormir. Pero no es que -como nos ocurre a todos de vez en cuando- se
acuesta, no puede pegar un ojo, da un par de vueltas, va al baño, da más
vueltas y se termina durmiendo para despertar apenas unas horas después para ir
a trabajar. No. Ha pasado todo un año desde que Trevor durmió, literalmente,
por última vez.
Planteada esta
particular situación inicial, la película procederá a contar todas las
consecuencias -físicas y psicológicas- que este insomnio extremo le genera a
Trevor. En primer lugar, su aspecto es lo que más impresiona a primera vista:
estoy pensando en ponerme en contacto con Christian Bale para preguntarle qué
tipo de dieta siguió como preparación para esta película, ya que no creo que su
peso fuera superior a los cincuenta kilos durante el rodaje de El Maquinista. Trevor Reznik es, eufemismos
a un lado, un esqueleto viviente.
Pero claro, este
inconveniente no es más que el resultado o la manifestación visible del
principal padecimiento de Trevor: un estado de demencia alucinatoria que lo
llevará a actuar como él nunca lo creyó posible, afectando su trabajo, sus
escasas relaciones personales y lo poco que le queda de cordura.
No se dan una idea
de lo mucho que me gustan las películas de este estilo. Porque ya de entrada
logran atrapar al espectador, quien no tiene más alternativa que compenetrase
completamente con la historia mientras esta avanza (en este caso, con la
permanente oposición entre lo que piensa y hace Trevor y la manera en que los
demás personajes lo perciben y lo juzgan, poniendo permanentemente en duda qué
es real y qué no), solo para desembocar en un final tan potente como el
desarrollo mismo. Y si a eso le agregamos buenas actuaciones secundarias (no
pienso redundar sobre la monstruosa capacidad actoral de Christian Bale) y el
efecto medio sepia, medio blanco y negro con el que la película está filmada,
creo que estamos en condiciones de afirmar que nadie debería dejar pasar esta
verdadera obra maestra del cine moderno.
Ficha Técnica
Reparto: Christian Bale - Jennifer Jason Leigh - Aitana Sánchez-Gijón.
Director: Brad Anderson.
Año: 2004.
Duración: 101 minutos.
Calificación El Guionista: 8.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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