martes, 3 de septiembre de 2013

Frailty

Es muy difícil encontrar buenos ejemplares del género de terror. Ya dejé en claro mi postura, varias veces, de que me resulta el más bastardeado de la industria. Tal es el mal uso del horror que el gran público se ha acostumbrado a relacionarlo sólo con largometrajes donde abunda la sangre, las mutilaciones, las torturas y demás cosas que apuntan a impresionar y asquear al espectador. Muchas veces he tenido que soportar discusiones donde me decían “Exterminio no es de terror, es más suspenso” porque, para ser de zombies e infectados, le faltaban más escenas como las que acabo de mencionar. Hoy El Guionista compartirá con ustedes una obra, no muy popular -por no decir que no la conocen ni los familiares de los involucrados-, que defiende aún más mi teoría: Frailty (Escalofrío o Las manos del Diablo).

La ciudad de Dallas se encuentra en vilo, estremecida por seis asesinatos en serie. El autor, se hace llamar “La mano de Dios”. El detective del FBI, Wesley Doyle (Powers Boothe), es el encargado de este caso y no puede atar cabos ni tiene la más remota pista sobre la identidad del criminal. Hasta que una noche, Fenton Meiks (Mathew McConaughey) se presenta en su oficina afirmando conocer al macabro homicida: su hermano.

Intentaré no ahondar demasiado en esta crítica, ya que considero fundamental no revelar ningún dato. Sí dejaré mis sensaciones para intentar persuadirlos a que le den una chance.

Esta cinta me hizo acordar cuando, de niño, mis padres me leían un cuento de terror por las noches. No era necesario ver imágenes desagradables, sangre a chorros, mutilaciones o torturas. Era el mismo relato el que a uno lo atrapaba y lo absorbía. El terror estaba allí, muy presente, sin necesidad de caer en obscenidades. Eso mismo sucede con Frailty: el horror no se centra sólo en lo que estamos viendo y en lo que presentimos que va a pasar. Esa atmósfera inquietante es gracias al contexto, al accionar de los responsables, a su dinámica y a sus motivaciones.

No obstante, para ser destacable o sobresaliente le faltó mayores mantos de duda sobre las distintas posiciones que se plantean. Cualquier persona coherente y sensata estará mayormente a favor de un lado que del otro.

Igualmente, fue un acertado debut detrás de cámaras para Bill Paxton (Haywire, Aliens, Apolo 13), que también está muy bien delante de ellas, como Matthew McConaughey (The Lincoln Lawyer, Magic Mike, Mud), actor que no se destaca demasiado por sus cualidades artísticas, pero que viene creciendo, a paso lento, con mejores desempeños. Los dos niños Meiks (Matt O’Leary y Jeremy Sumpter), impecables.

Lo más relevante del largometraje serán esos dos giros cercanos al epílogo. El primero, algo previsible y que, seguramente, todos los espectadores lo barajaron como una posibilidad. El segundo no es tan esperado, no por lo descabellado, sino por el momento en que se da. A algunos podrá parecerle innecesario; a otros, equivocado…

Si me preguntan a mí, todavía no me decido si ese final la hace una película aún más de terror o, directamente, terrorífica. Pero, definitivamente, no es una cinta no muy católica. Aunque eso no quita que sea recomendable.

Ficha Técnica

Reparto: Matthew McConaughey – Bill Paxton – Powers Boothe.
Director: Bill Paxton
Año: 2001
Duración: 100 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: incluida.

Tráiler para Cine


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