lunes, 9 de septiembre de 2013

Séptimo

Nuevo lunes de estrenos en El Guionista y, como no podía ser de otra manera, todas las miradas de esta semana están puestas en la nueva película de Ricardo Darín, Séptimo. ¿Nuevo éxito rotundo del gran actor argentino? ¿Decepción del cine nacional a pesar de la presencia del Ricky? ¿Plagio de una película yankee del 2007? Todas estas opiniones me han llegado de alguna u otra manera así que, a continuación, les traigo las respuestas a estos y a muchos otros interrogantes que se plantean con este controvertido film.

Pero primero lo primero. Séptimo es el nuevo largometraje del director catalán Patxi Amezcua, quien afirma haber encontrado inspiración para escribir y dirigir esta cinta a partir de un hecho que vivió en carne propia y que ahora traslada a la pantalla aunque, claro está, con un final distinto.

Sebastián (Darín) es un abogado de mediana edad que se encuentra tramitando el divorcio de su esposa española Delia, con la que tiene dos hijos. La historia de este típico porteño del siglo XXI comienza una mañana como cualquier otra cuando este muchacho llega al que supo ser su departamento durante varios años (y que ahora quedó en manos de su ex mujer) para llevar a sus hijos a la escuela. Tras una breve interacción con los chicos antes de emprender el viaje de todos los días, Sebastián deja en claro que si bien es un padre ejemplar, como marido deja un poco que desear, cosa que Delia no se molesta en ocultar. Y aclaro esto porque este punto resultará clave para el resto de la trama ya que, entre las varias cosas que la madre de sus hijos le reprocha y advierte, se cuenta el particular “jueguito” que Sebastián tiene con los chicos y que consiste en una especie de carrera para ver quién llega primero a la planta baja del edificio: Sebastián tomando el ascensor o sus hijos bajando los siete pisos que los separan de la meta por las escaleras.

Delia se molesta mucho cuando se produce esta situación ya que teme que les pase algo a sus pequeños que, hay que decirlo, no cuentan más de ocho o nueve años por lo que el riesgo existe. Y vaya que existe.

Resulta que esa fatídica mañana Sebastián llega sano y salvo a la planta baja pero sus hijos no. Los minutos pasan, los chicos no aparecen y lo que al principio parece una broma que dos nenes le hacen a su papá rápidamente se convierte en una situación dramática y desesperante ya que en ese inofensivo trayecto de siete pisos por escalera dos personas desaparecieron sin dejar rastro o explicación alguna.

A favor esta película tiene la rápida y fuerte identificación que su protagonista genera en el espectador ya que, no importa que uno tenga hijos o no, por lo menos una vez en la vida ha tenido que pasar por alguna situación en la que un hermano menor o un sobrino, por ejemplo, estuviera a su cargo durante unos minutos aunque sea. Y cuando se carga con esa responsabilidad y, lo que es peor, esta se ve vulnerada por un hecho como el que relata esta película, la desesperación y el pánico tardan milésimas de segundo en aparecer.

Otro punto a favor del film consiste en lo que le sigue al detonante: la desesperada búsqueda que Sebastián emprende para tratar de encontrar a sus hijos o, por lo menos, para dar con una explicación para entender qué fue lo que les pasó mientras bajaban las escaleras. En este punto, la acción frenética e ininterrumpida se ve reemplazada por un clima más de película policial a medida que los vecinos van apareciendo en escena para que el espectador empiece a generar sus propias sospechas y explicaciones. Así, conocemos a un comisario de policía un tanto violento, a un misterioso inmigrante francés al que pocos en el edificio han visto, a la joven que alguna vez fuera niñera de los hijos de Sebastián y que ha desarrollado un cariño un tanto desmedido y obsesivo por los chicos y al portero del lugar que, apostado en la puerta de entrada, jura que no vio pasar a los nenes en ningún momento de la mañana.


Lo que yo tengo para decir como conclusión es que, tal vez esperando una gran película que estuviera a la altura de su actor protagónico, me encontré con un thriller bien planteado, entretenido y bien actuado por sus protagonistas (a Darín se suman Belén Rueda que se destacara mucho en Mar Adentro, Luis Ziembrowski que la rompe en Ni un Hombre Más y Osvaldo Santoro que ya es un crack de por sí) pero que no es nada del otro mundo como sí lo supieron ser otras obras del gran Ricardo. El argumento general resulta un tanto trillado y gastado, el final, si bien no es predecible, tampoco es lo suficientemente sorprendente como para realzar el valor de la película en su totalidad y, encima, a esto se suma lo que me comentó mi madre al salir del cine: hay una película protagonizada por María Bello, Pierce Brosnan y Gerard Butler, que se llama Butterfly on a Wheel y que, según ella (yo no la vi), tiene la misma trama y, lo que es peor, un final sospechosamente similar al de Séptimo.

Ficha Técnica

Reparto: Ricardo Darín - Belén Rueda - Luis Ziembrowski - Osvaldo Santoro - Jorge D'Elía.
Director: Patxi Amezcua.
Año: 2013.
Duración: 90 minutos.
Calificación El Guionista: 6.
Películas por catálogo: nah.

Tráiler para Cine

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