Nuevo lunes de estrenos en El Guionista y, como no podía ser de otra manera, todas las miradas de esta semana
están puestas en la nueva película de Ricardo Darín, Séptimo. ¿Nuevo éxito rotundo del gran actor argentino? ¿Decepción
del cine nacional a pesar de la presencia del Ricky? ¿Plagio de una película yankee
del 2007? Todas estas opiniones me han llegado de alguna u otra manera así que,
a continuación, les traigo las respuestas a estos y a muchos otros
interrogantes que se plantean con este controvertido film.
Pero primero lo primero. Séptimo es el nuevo largometraje del
director catalán Patxi Amezcua, quien afirma haber encontrado inspiración para
escribir y dirigir esta cinta a partir de un hecho que vivió en carne propia y
que ahora traslada a la pantalla aunque, claro está, con un final distinto.
Sebastián (Darín) es un abogado
de mediana edad que se encuentra tramitando el divorcio de su esposa española Delia,
con la que tiene dos hijos. La historia de este típico porteño del siglo XXI
comienza una mañana como cualquier otra cuando este muchacho llega al que supo
ser su departamento durante varios años (y que ahora quedó en manos de su ex
mujer) para llevar a sus hijos a la escuela. Tras una breve interacción con los
chicos antes de emprender el viaje de todos los días, Sebastián deja en claro
que si bien es un padre ejemplar, como marido deja un poco que desear, cosa que
Delia no se molesta en ocultar. Y aclaro esto porque este punto resultará clave
para el resto de la trama ya que, entre las varias cosas que la madre de sus
hijos le reprocha y advierte, se cuenta el particular “jueguito” que Sebastián
tiene con los chicos y que consiste en una especie de carrera para ver quién
llega primero a la planta baja del edificio: Sebastián tomando el ascensor o sus
hijos bajando los siete pisos que los separan de la meta por las escaleras.
Delia se molesta mucho cuando se
produce esta situación ya que teme que les pase algo a sus pequeños que, hay
que decirlo, no cuentan más de ocho o nueve años por lo que el riesgo existe. Y
vaya que existe.
Resulta que esa fatídica mañana
Sebastián llega sano y salvo a la planta baja pero sus hijos no. Los minutos
pasan, los chicos no aparecen y lo que al principio parece una broma que dos
nenes le hacen a su papá rápidamente se convierte en una situación dramática y
desesperante ya que en ese inofensivo trayecto de siete pisos por escalera dos
personas desaparecieron sin dejar rastro o explicación alguna.
A favor esta película tiene la rápida
y fuerte identificación que su protagonista genera en el espectador ya que, no
importa que uno tenga hijos o no, por lo menos una vez en la vida ha tenido que
pasar por alguna situación en la que un hermano menor o un sobrino, por
ejemplo, estuviera a su cargo durante unos minutos aunque sea. Y cuando se
carga con esa responsabilidad y, lo que es peor, esta se ve vulnerada por un
hecho como el que relata esta película, la desesperación y el pánico tardan milésimas
de segundo en aparecer.
Otro punto a favor del film
consiste en lo que le sigue al detonante: la desesperada búsqueda que Sebastián
emprende para tratar de encontrar a sus hijos o, por lo menos, para dar con una
explicación para entender qué fue lo que les pasó mientras bajaban las
escaleras. En este punto, la acción frenética e ininterrumpida se ve
reemplazada por un clima más de película policial a medida que los vecinos van
apareciendo en escena para que el espectador empiece a generar sus propias
sospechas y explicaciones. Así, conocemos a un comisario de policía un tanto
violento, a un misterioso inmigrante francés al que pocos en el edificio han
visto, a la joven que alguna vez fuera niñera de los hijos de Sebastián y que
ha desarrollado un cariño un tanto desmedido y obsesivo por los chicos y al
portero del lugar que, apostado en la puerta de entrada, jura que no vio pasar
a los nenes en ningún momento de la mañana.
Lo que yo tengo para decir como
conclusión es que, tal vez esperando una gran película que estuviera a la
altura de su actor protagónico, me encontré con un thriller bien planteado,
entretenido y bien actuado por sus protagonistas (a Darín se suman Belén Rueda
que se destacara mucho en Mar Adentro,
Luis Ziembrowski que la rompe en Ni un
Hombre Más y Osvaldo Santoro que ya es un crack de por sí) pero que no es
nada del otro mundo como sí lo supieron ser otras obras del gran Ricardo. El
argumento general resulta un tanto trillado y gastado, el final, si bien no es
predecible, tampoco es lo suficientemente sorprendente como para realzar el
valor de la película en su totalidad y, encima, a esto se suma lo que me comentó
mi madre al salir del cine: hay una película protagonizada por María Bello,
Pierce Brosnan y Gerard Butler, que se llama Butterfly on a Wheel y que, según ella (yo no la vi), tiene la
misma trama y, lo que es peor, un final sospechosamente similar al de Séptimo.
Reparto: Ricardo Darín - Belén Rueda - Luis Ziembrowski - Osvaldo Santoro - Jorge D'Elía.
Director: Patxi Amezcua.
Año: 2013.
Duración: 90 minutos.
Calificación El Guionista: 6.
Películas por catálogo: nah.
Tráiler para Cine
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