Allá por inicios del 2011,
cuando dos estudiantes de la carrera de periodismo de la UCA iniciaban el
proyecto que hoy conocemos como El Guionista, uno de ellos, el más rechoncho y
menos brillante de los dos, se planteaba como ideal poder recomendar y dar a
conocer al público no tan obsesionado por el cine aquellas películas que no son
tan conocidas y que no generan demasiado revuelo en esta parte del mundo, y que
por lo general son muy buenas. Y si bien la cosa ha ido mutando y hemos
incorporado muchas cosas a ese concepto que yo me proponía materializar, la
idea no ha variado demasiado y hoy, más de dos años después, voy a retomarla
con un film de esos muy bien realizados, bien entretenidos y con actores
conocidos que acá pasan desapercibidos vaya uno a saber por qué. A
continuación, Premium Rush, gran
propuesta de cine de entretenimiento extremo.
Siempre destaco a las producciones cuando nos brindan o nos dejan algo más. Uno siente que no perdió el tiempo y después no se está golpeando la cabeza contra la pared al mal invertir dinero en una entrada de cine o al intentar recordar exhaustivamente cómo era que terminaba y quién moría al final. Ese “algo” puede ser una lección, un debate interno o sensaciones reminiscentes. Hoy les presentamos The 40 Year Old Virgin (Virgen a los 40), película que seguramente todos hayan visto pero que nunca está de más volver a recordarla como lo que realmente es: un clásico moderno de la comedia.
Al que espera que en este Lunes de Estrenos yo desperdicie el espacio comentando mis impresiones sobre la sexta entrega de Rápido y Furioso, le voy diciendo que no pierda el tiempo y no continúe con la lectura porque en El Guionista nunca verán una crítica sobre una película así. Por lo menos de mi autoría. ¿Motivos? Primero, no vi esta película en particular. Y segundo, este tipo de películas me parece una bazofia. Ahora, lejos de mandar mi responsabilidad de los lunes al córner, aprovecho la falta de estrenos atrayentes del jueves pasado y les traigo una propuesta de este año que le patea el trasero a todos los rápidos, los furiosos y vaya a saber uno a qué otro tipo de denominaciones sin sentido. A continuación, Stand Up Guys, una especie de The Bucket List (Antes de Partir) pero con más tiros, sangre y puteadas.
Queridos amigos, seguidores de El Guionista. Tengo el agrado de comentarles que he conseguido trabajo, algo que hace tiempo venía buscando (y como soy un ciudadano ejemplar, cuando lo encontraba, lo devolvía). Hablando en serio, ahora gozo de menos tiempo para dedicarme al ocio, pero hace unas semanas encontré un largometraje que logró atraparme a altas horas de la madrugada. Aquí les traigo The Debt (La deuda o Al filo de la mentira), remake de una película homónima de 2007.
A nuestro público
en el extranjero, que tal vez no tenga acceso a las noticias que se producen en
¿Otra vez con el cine asiático que nadie ve? Así es, para que vean que no pierdo las costumbres. Nuevamente, nos reúne una producción de Corea del Sur; país que en los últimos años se ha destacado con grandes obras que han revitalizado al cine negro, olvidado y minimizado por Hollywood. Sin embargo, también les voy a mostrar que no es todo rosas y laureles para las cintas provenientes del lejano oriente. Hoy; Dalkomhan Insaeng (conocida mundialmente como A Bittersweet Life, cuyo título en castellano debería ser Una Vida Agridulce).
La verdad es que todavía no sé
muy bien qué pienso acerca de los remakes. Pero antes de ir con esto, empiezo
por aclarar que un remake es una película que se vuelve a filmar pero en una época
distinta, exactamente lo que ocurre con El
Gran Gatsby, nuestra recomendada de hoy, que llegó a las salas de cine por
primera vez en 1974 de la mano de Robert Redford y Mia Farrow y que, el pasado
jueves, hizo su reaparición pero con su versión moderna, con otros actores y,
claro está, con otros recursos. ¿Burda repetición por falta de guiones nuevos y
creativos o nueva oportunidad para mejorar y recordar el cine clásico? El
debate sobre remakes está planteado, por lo menos esta semana, de la mano de
Gatsby, uno de los estrenos más esperados del 2013.
Para los seguidores habituales de
este espacio ya es costumbre ver que los días que yo tengo a cargo las
publicaciones de El Guionista (los lunes y los jueves) divido mis
recomendaciones en lo que podríamos denominar Lunes de Estrenos y Jueves Clásicos.
¿El motivo? Este básicamente consiste en que los viernes es mi día de la semana
para ir al cine, cosa que hago alrededor del mediodía y en compañía de mi madre
(una especie de versión cinematográfica de la noche de siluetas del querido
Seymour Skinner y su querida arpi madre), habilitándome para traerles lo último
del séptimo arte el primer y gris día de la semana. Pero los jueves no. Los
jueves debo recurrir a mi amplia reserva de films, lo que garantiza que mi
elección sea de algún título que, como mínimo, no baje de los ocho puntos. Y
hoy no es la excepción.
Luego de haber visto Psycho, decidí imponerme un nuevo hábito: mirar largometrajes de Alfred Hitchcock con más cotidianidad y así poder compartirlos con ustedes. Muchas de sus obras se han convertido en grandes clásicos y pronto dirán presente en El Guionista. Hoy es el turno de Rear Window (La ventana indiscreta –no confundir con La ventana secreta, de Johnny Depp-), cinta que la vieron miles de veces, sin que se hayan dado cuenta de que lo estaban haciendo.
Durante este último
fin de semana, escuché declaraciones de Victoria Galardi, directora de la
película en la que hoy nos concentramos, haciendo referencia a su propio film.
La señora en cuestión dijo que su idea con Pensé
que iba a haber fiesta era dejar que el público llenara algunos espacios y
sacara sus propias conclusiones sobre la temática que su historia aborda. Por
suerte, yo había ido a ver la película el viernes a la tarde, sin haber
reparado todavía en estos dichos ya que, si bien la película cuenta con
aspectos positivos a los que en breve me referiré, el concepto vertido por
Victoria es peligrosamente literal. Esto es: a la película directamente le
falta una parte y el público no está invitado a completarla sino que se ve
obligado a hacerlo por motivos que le son completamente ajenos. A continuación,
pormenores de un fenómeno que, últimamente, viene afectando duro y parejo a
nuestro querido cine argentino.
Sin duda alguna, el género más bastardeado por la industria
cinematográfica es el de terror. Que zombies, que infectados, que extraterrestres,
que poseídos… ya lo hemos visto. Sin embargo, en los últimos diez años hubo muy
gratas producciones como la primera Saw, 28 Days Later o The Ring. Pero estas
son excepciones dentro de un océano de pésimos y vomitivos largometrajes. No
obstante, El Guionista hoy les trae una cinta que sin llegar al nivel de
excelencia de las tres nombradas, tampoco cae en la bajeza de la gran mayoría
de films que más que de horror, son horribles. Hoy les presentamos a Orphan (La
huérfana), dirigida por el catalán, Jaume Collet-Serra (Unknown).
Siendo esta la publicación número
337 de El Guionista, sabrán entender que yo no tenga registro de todos los
temas referidos al cine y las artes audiovisuales que ya hemos tocado en este
querido espacio. Por consiguiente, hoy haré referencia a cierto tópico que
genera algunas polémicas y debates entre los letrados del séptimo arte, aunque
no logro recordar si ya he hecho alguna mención, por más ligera que haya sido,
sobre esto. Sea como fuere, las diferencias y similitudes entre lo que se
considera el género de ciencia ficción y el género fantástico son sutiles, pero
claras. Por algo se los considera de forma separada, tanto en el cine como en
la literatura. A continuación, Upside
Down, una buena y entretenida excusa para explicar este apasionante tema.
Siempre hay dos o tres películas por año, con reconocidos
equipos de trabajo, que se encuentran en el ojo de la tormenta de la crítica y
el público. Así como en 2011, El Árbol de l
“Sheldon, si tú
fueras un robot y yo lo supiera y tú no, ¿quisieras que te lo diga?”. Está
claro que podría haber usado alguna otra frase de alguna otra película (Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos
por ejemplo) pero creo que esta cita, correspondiente al querido Howard de The Big Bang Theory, resume un poco la
idea que quiero transmitir. Idea que se resume en la posibilidad de elegir de
manera pensada y racional si uno quiere saber ciertas cosas o, en caso de ya
haber ocurrido, si quiere recordarlas o si opta, luego de una buena reflexión
al respecto, por eliminar de su memoria tal o cual recuerdo. De eso se trata Trance, la nueva película de Danny Boyle
(Slumdog Millonaire, Trainspotting) sobre la que paso a
disertar a continuación.
Si hay películas a las que se nombra en cualquier conversación,
en especial para aquellos que nos criamos en los ’90, una de ellas es The
Silence of the Lambs (El silencio de los inocentes). Está más que claro que es
una cinta que uno debe ver, para así poder interiorizarse con uno de los
villanos más temibles de la historia del séptimo arte. No obstante, hay que
saber previamente que este film es parte de una trilogía. Hoy, El Guionista les
acerca Red Dragon (Dragón Rojo), largometraje que da inicio a la saga de
Hannibal Lecter, aunque fue la última en estrenarse.
Para calmar a
cualquier desprevenido desde el vamos, empiezo por aclarar que no me deschaveté
y decidí que El Guionista empiece a criticar películas porno (aunque hay un par
de deliciosos títulos que resultarían recomendables, guiño, guiño). No, nuestra
recomendada del día es una divertida comedia que, como su título lo indica,
tiene alguna connotación sexual o, como diría El Maestro, es una divertida
comedia con resultados sexuales. A continuación, la historia de dos
desesperados personajes que no tuvieron mejor idea que recurrir a la vasta y
abundante industria del entretenimiento adulto para resolver sus acuciantes
dificultades económicas.
