lunes, 13 de mayo de 2013

Pensé que iba a haber fiesta

Durante este último fin de semana, escuché declaraciones de Victoria Galardi, directora de la película en la que hoy nos concentramos, haciendo referencia a su propio film. La señora en cuestión dijo que su idea con Pensé que iba a haber fiesta era dejar que el público llenara algunos espacios y sacara sus propias conclusiones sobre la temática que su historia aborda. Por suerte, yo había ido a ver la película el viernes a la tarde, sin haber reparado todavía en estos dichos ya que, si bien la película cuenta con aspectos positivos a los que en breve me referiré, el concepto vertido por Victoria es peligrosamente literal. Esto es: a la película directamente le falta una parte y el público no está invitado a completarla sino que se ve obligado a hacerlo por motivos que le son completamente ajenos. A continuación, pormenores de un fenómeno que, últimamente, viene afectando duro y parejo a nuestro querido cine argentino.


Nacida y criada en España, Ana ya cuenta unos buenos ocho años desde que se vino a vivir a la Argentina. Alcanzado ese momento de la vida en que uno no sabe bien si darle unos veitilargos años o animarse a decir que ya entró en los treinta, Ana cuenta con la belleza y frescura propia de la juventud, características que combina muy bien con la sabiduría y experiencia que vienen de la mano de la madurez en toda mujer.

Su historia comienza un buen día de mediados de diciembre, época en la que su trabajo como actriz siempre experimenta un breve impass por lo que Ana cuenta con ese mes para dedicarlo al ocio y el esparcimiento. En este caso, sus actividades se trasladarán a la casa de su amiga Lucía, que se va unos días de vacaciones junto a su nueva pareja y le ha dejado a Ana la doble tarea de cuidar de su hogar durante su ausencia y de disfrutar del mismo ya que la suya es una casa tipo las de los countries, con pileta, sector para tomar sol y demás. Lo único por lo que Ana debe preocuparse consiste en asegurarse de que el jardinero haga su trabajo, de que la bomba de la pileta cumpla con su labor y renueve el agua periódicamente y de que el ex marido de Lucía pase a buscar a su hija en algún momento del primer día de Ana en casa de su amiga.

Para hacerla corta, esto último ocurre aunque con ciertos daños colaterales. Ricky, ex marido de Lucía y padre de Abi, hija que ambos tienen en común, la pasa a buscar como había acordado con su ex mujer. El problema es que la belleza de Ana, quien recibe a Ricky en casa de Lucía, hace mella en este muchacho y, más pronto que tarde, sus todavía vigentes dotes de seducción entran en funcionamiento lo que deriva en el inicio de una relación amorosa entre el ex marido de Lucía y su mejor amiga. Relación que, dicho sea de paso, ocurre en ausencia de la citada Lucía y en su propia casa. Quilombo asegurado.

El resto de la película consistirá, obviamente, en lo que ocurre cuando Lucía vuelve de su viaje para celebrar la Navidad y el año nuevo en compañía de sus seres queridos -Ana incluida- y esta debe decirle la verdad sobre lo ocurrido entre ella y su ex durante su estancia fuera del país.

La película cuenta con un muy buen planteo del problema central, mezclando momentos dramáticos con otros cómicos que resultan tan divertidos como oportunos. Las actuaciones resultan muy convincentes y bien logradas de la mano de Elena Anaya (La Piel que Habito, Hable con Ella) en su papel protagónico de Ana, de Valeria Bertuccelli (Luna de Avellaneda, Un Novio para mi Mujer, XXY) en el rol de Lucía, de Fernán Mirás (Días de Vinilo) como Ricky y de Esteban Lamothe (protagonista de El Estudiante) que aquí realiza una breve pero destacada participación como “el jardinero”.

Pero hay un pequeño inconveniente. El segundo punto de giro de la película, que por definición es ese momento previo al desenlace donde ocurre algo que aleja radicalmente al protagonista de su objetivo y que lo obliga a redoblar esfuerzos para conseguirlo en el final, en este caso, coincide con el cierre de la película, dejándonos con la amarga sensación de que nos faltó el final y muy lejos de ese otro sentimiento mucho más agradable que experimentamos cundo una película cuenta con un buen final abierto que nos provoca todo tipo de reflexiones y pensamientos futuros. Una verdadera lástima pero, una vez más, estamos en presencia de una muy buena idea del cine argentino que, vaya a saber uno por qué, se queda a mitad de camino cuando tenía todas las herramientas para haber sido algo bueno.

Ficha Técnica 

Reparto: Elena Anaya - Valeria Bertuccelli - Fernán Mirás - Esteban Lamothe.
Director: Victoria Galardi.
Duración: 86 minutos.
Año: 2013.
Calificación El Guionista: 6.
Películas por catálogo: no da. 

Tráiler para Cine



No hay comentarios:

Publicar un comentario