viernes, 16 de noviembre de 2012

Marathon Man

Definamos “clásico”: “Algo que se tiene por modelo digno de imitación” o “algo que, por su importancia y valor, ha entrado a formar parte de la historia”. Cualquiera de esas apreciaciones me parecen correctas. Así como Radio Aspen nos vende temas del año pasado, enmarcados como “canciones que, en el futuro, serán clásicos” (simplemente para no quedarse afuera de la competencia y cobrar algunos sobres de las productoras y disqueras más importantes), cualquier espectador o cinéfilo puede presumir cuales de las obras actuales, en un futuro, se convertirán en clásicos. Por suerte, la señal de cable TCM (Turner Classic Movies) completa su programación con largometrajes y series de antaño como otras “no tan viejas” y, hace unos días, transmitieron Marathon Man; película que hoy pondré bajo la lupa para definir, desde mi perspectiva, si entra en la historia del séptimo arte como clásico o no.

De por sí, el argumento de esta película es bastante difícil de resumir: haré mi mejor intento dividiendo las tres historias. Thomas “Babe” Levy (Dustin Hoffman) es un universitario de Nueva York que está preparando su doctorado de historia, sin dejar de lado su pasión por correr y así pronto poder competir en una maratón. Henry “Doc” Levy (Roy Scheider) es su hermano mayor, un agente secreto que trabaja para el gobierno, aunque finge ser un empresario petrolífero. Christian Szell (Laurence Olivier) es un doctor que participó activamente durante el nazismo, buscado por los servicios de inteligencia, que se encuentra exiliado en Uruguay.

Salvo por el lazo de sangre entre Doc y Babe y por la profesión del hermano mayor y el pasado del alemán; no existe ninguna conexión entre ellos. Sin embargo, todo cambiará cuando el hermano de Szell, quien vivía en Nueva York, muere en un accidente de tránsito. Los muchachos nazis guardaban en un banco de la ciudad, una importante cantidad de diamantes. Szell saldrá de su exilio para buscar las riquezas y Doc, seguro de lo que iba a hacer el dentista alemán, también viajará a Nueva York y, de paso, visitará a Babe. De llevar adelante una vida tranquila, entre el estudio y el deporte, Babe se enfrentará con los peores días de su vida.

¿Por qué podríamos tildar de “clásico” a Maratón de la muerte? Primero, porque su temática y su calidad de filmación casi no han permitido que envejezca (salvo por algunas escenas de acción). Luego, por el brillo propio del antagonista: Laurence Olivier, con presencia y seriedad, se adueña del film desde su trabajo y su conocida frase “is it safe?” (¿es seguro?), escena que está a la altura del “you talking to me?” de Travis Bickle en Taxi Driver. Además, fue una de las pioneras en el uso de las steadicam, creadas por Garrett Brown, invento que revolucionó el universo de la filmación.

Ahora, ¿por qué no? Principalmente, por su guión, confuso y sin brújula, que hace agua en todo momento. William Goldman, el mismo escritor de la novela, fue quien la adaptó a la pantalla grande y su resultado a mí no me complació. Hasta que las historias se unen y podemos comprender el sentido de la obra, pasa una hora de proyección y para que podamos entenderlo, media hora más. Además hay muchas pequeñas historias sueltas, sin atar, y muchos errores infantiles, como creer que en Uruguay hay selvas y que hablan con acento mexicano, o darle el papel de universitario veinteañero a Hoffman cuando ya rondaba los 40. Finalmente, el insulso título de la obra poco tiene que ver con el desarrollo.

Si buscan suspenso e intriga, en este film está garantizado porque hasta que podamos unir todas las historias (a priori, sin sentido y vínculo alguno) pasa un buen rato. No obstante, también debo aclarar que la última media hora es el mejor fragmento de la cinta, con brillantes diálogos y persecuciones. Donde los más despistados se llevarán una buena sorpresa y los más atentos se quitarán sus sospechas.

Personalmente, no creo que Marathon Man entre en la categoría de “clásicos del cine”, menos aún si tomamos en cuenta la década que integra con tantos referentes (El Padrino, Atrapado sin salida, Apocalipsis Now) y, si queremos tomar de ejemplo a policiales o películas sobre el post-nazismo, prefiero mil veces a The French Connection o Los niños del Brasil, respectivamente.

Pero si son fanáticos de Dustin Hoffman, les gustan las películas de suspenso y conspiración o, simplemente, se despertaron con ganas de ver este largometraje, no se van a aburrir. Sin ser sobresaliente, es una propuesta interesante.

Ficha Técnica

Reparto: Dustin Hoffman – Laurence Olivier – Roy Scheider.
Director: John Schlesinger.
Año: 1976.
Duración: 125 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: La vi por TCM.

Tráiler para Cine



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