Definamos “clásico”: “Algo que se tiene por modelo digno de
imitación” o “algo que, por su importancia y valor, ha entrado a formar parte
de la historia”. Cualquiera de esas apreciaciones me parecen correctas. Así
como Radio Aspen nos vende temas del año pasado, enmarcados como “canciones
que, en el futuro, serán clásicos” (simplemente para no quedarse afuera de la
competencia y cobrar algunos sobres de las productoras y disqueras más
importantes), cualquier espectador o cinéfilo puede presumir cuales de las
obras actuales, en un futuro, se convertirán en clásicos. Por suerte, la señal
de cable TCM (Turner Classic Movies) completa su programación con largometrajes
y series de antaño como otras “no tan viejas” y, hace unos días, transmitieron
Marathon Man; película que hoy pondré bajo la lupa para definir, desde mi
perspectiva, si entra en la historia del séptimo arte como clásico o no.
De por sí, el argumento de esta película es bastante difícil
de resumir: haré mi mejor intento dividiendo las tres historias. Thomas “Babe”
Levy (Dustin Hoffman) es un universitario de Nueva York que está preparando su
doctorado de historia, sin dejar de lado su pasión por correr y así pronto
poder competir en una maratón. Henry “Doc” Levy (Roy Scheider) es su hermano
mayor, un agente secreto que trabaja para el gobierno, aunque finge ser un
empresario petrolífero. Christian Szell (Laurence Olivier) es un doctor que participó activamente
durante el nazismo, buscado por los servicios de inteligencia, que se encuentra
exiliado en Uruguay.
Salvo por el lazo de sangre entre Doc y Babe y por la
profesión del hermano mayor y el pasado del alemán; no existe ninguna conexión
entre ellos. Sin embargo, todo cambiará cuando el hermano de Szell, quien vivía
en Nueva York, muere en un accidente de tránsito. Los muchachos nazis guardaban
en un banco de la ciudad, una importante cantidad de diamantes. Szell saldrá de
su exilio para buscar las riquezas y Doc, seguro de lo que iba a hacer el
dentista alemán, también viajará a Nueva York y, de paso, visitará a Babe. De
llevar adelante una vida tranquila, entre el estudio y el deporte, Babe se
enfrentará con los peores días de su vida.
¿Por qué podríamos tildar de “clásico” a Maratón de la
muerte? Primero, porque su temática y su calidad de filmación casi no han
permitido que envejezca (salvo por algunas escenas de acción). Luego, por el
brillo propio del antagonista: Laurence Olivier, con presencia y seriedad, se
adueña del film desde su trabajo y su conocida frase “is it safe?” (¿es
seguro?), escena que está a la altura del “you talking to me?” de Travis Bickle
en Taxi Driver. Además, fue una de las pioneras en el uso de las steadicam,
creadas por Garrett Brown, invento que revolucionó el universo de la filmación.
Ahora, ¿por qué no? Principalmente, por su guión, confuso y
sin brújula, que hace agua en todo momento. William Goldman, el mismo escritor
de la novela, fue quien la adaptó a la pantalla grande y su resultado a mí no
me complació. Hasta que las historias se unen y podemos comprender el sentido
de la obra, pasa una hora de proyección y para que podamos entenderlo, media
hora más. Además hay muchas pequeñas historias sueltas, sin atar, y muchos
errores infantiles, como creer que en Uruguay hay selvas y que hablan con
acento mexicano, o darle el papel de universitario veinteañero a Hoffman cuando
ya rondaba los 40. Finalmente, el insulso título de la obra poco tiene que ver
con el desarrollo.
Si buscan suspenso e intriga, en este film está garantizado
porque hasta que podamos unir todas las historias (a priori, sin sentido y
vínculo alguno) pasa un buen rato. No obstante, también debo aclarar que la
última media hora es el mejor fragmento de la cinta, con brillantes diálogos y
persecuciones. Donde los más despistados se llevarán una buena sorpresa y los más
atentos se quitarán sus sospechas.
Personalmente, no creo que Marathon Man entre en la
categoría de “clásicos del cine”, menos aún si tomamos en cuenta la década que
integra con tantos referentes (El Padrino, Atrapado sin salida, Apocalipsis Now)
y, si queremos tomar de ejemplo a policiales o películas sobre el post-nazismo,
prefiero mil veces a The French Connection o Los niños del Brasil,
respectivamente.
Pero si son fanáticos de Dustin Hoffman, les gustan las
películas de suspenso y conspiración o, simplemente, se despertaron con ganas
de ver este largometraje, no se van a aburrir. Sin ser sobresaliente, es una
propuesta interesante.
Ficha Técnica
Reparto: Dustin Hoffman – Laurence Olivier – Roy Scheider.
Director: John Schlesinger.
Año: 1976.
Duración: 125 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: La vi por TCM.
Tráiler para Cine
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