jueves, 15 de agosto de 2013

La Reconstrucción

Ya he dicho en otras oportunidades que, salvo en escasísimas excepciones, la calidad de un buen actor está marcada por su versatilidad o la capacidad de interpretar roles no solo disímiles entre sí sino incluso contrapuestos. Queda claro que los llamados especialistas en algún tipo de personaje en particular también pueden destacarse y mucho pero la diversidad, en última instancia, es lo que termina de redondear la definición del gran actor. Y este fenómeno de la adaptabilidad dramática queda muy buen ejemplificado en el protagonista de nuestra recomendada del día, alguien que por una cuestión de trayectoria, simpatía, capacidad y una prominente nariz resulta tan inconfundible como admirable.

Habiendo estudiado y concluido la carrera de psicología en la Universidad de Buenos Aires, puede resultar lógico el buen desempeño de Diego Peretti en la serie En Terapia, donde su personaje es un psicólogo de mediana edad que busca ayudar mediante la terapia a todo tipo de pacientes mientras busca desesperadamente que alguien lo ayude a él con los problemas de su propia vida. El tema es que, en el caso de Dieguito, este papel fue uno de los últimos de su carrera ya que antes había sabido deleitarnos con trabajos como los que realizó en Los Simuladores, ¿Quién dice que es fácil?, Tiempo de Valientes, Maktub y otros títulos por el estilo en los que, yendo del drama a la comedia con natural facilidad, este gran actor argentino ha sabido entretener, emocionar, intrigar y hacer reír con enorme capacidad.

Capacidad que queda demostrada de manera incontrovertible en La Reconstrucción, su más reciente película. En este caso veremos a Peretti en la piel de un personaje muy desafiante a la hora de la composición dado que lo gestual predomina a tal punto en este hombre que los diálogos son secundarios, en el mejor de los casos.
Contando algo así como cincuenta años, Eduardo vive solo en una casa tan deteriorada como su dueño. Es que este hombre solitario y parco ha perdido toda motivación en la vida y dedica su desapasionada existencia a la monotonía de la rutina diaria que, en su caso, consiste en trasladarse desde su hogar hasta la refinería en la que trabaja y volver a bordo de su camioneta. Prácticamente sin cruzar palabra con nadie, sin siquiera referirse a las inclemencias del tiempo de la zona (Puerto Madryn) y mucho menos sonreír ante alguna broma pasajera, Eduardo está prácticamente muerto en vida a causa de diversas complejidades que le ha tocado atravesar y sobre las que nos iremos enterando mientras la historia avanza.
Y en medio de esta lúgubre existencia, el elemento que desbarata la aparente calma se hace presente. A pocos días de iniciar su período de vacaciones, Eduardo recibe el llamado de Mario (Alfredo Casero), un viejo compañero de trabajo que, desde hace unos años, vive en Ushuaia donde ha montado una pequeña tienda de recuerdos para turistas. Además de saludarlo y preguntarle por las inexistentes novedades de su vida, Mario lo invita a pasar una semana en su casa, junto a su familia. En una decisión que encierra mucho más de lo que él cree, Eduardo termina aceptando la proposición de Mario con el mismo entusiasmo que uno pondría al concertar una cita con el proctólogo.
Lo que sigue, entonces, es el núcleo mismo de la película que consiste en la convivencia de Eduardo con otros seres humanos, tarea a la que se ha desacostumbrado totalmente como rápidamente comprobaremos luego de ver cómo se relaciona con la esposa de su amigo (Claudia Fontán) y con sus dos hijas adolescentes. Pero el quid de la cuestión no reside específicamente en las incomodidades que la personalidad de Eduardo genera en los demás sino en el próximo elemento clave de la trama: pasados dos o tres días desde su llegada a Ushuaia, Eduardo se ve en la comprometedora situación de hacerse cargo de la familia de su amigo porque, inesperadamente, Mario es trasladado al hospital de la ciudad donde, al cabo de una breve internación, es declarado muerto.
Ficha Técnica

Reparto: Diego Peretti - Alfredo Casero - Claudia Fontán.
Director: Juan Taratuto.
Año: 2013.
Duración: 92 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: incluida.

Tráiler para Cine

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