En lo personal, no soy de seguir
mucho a directores sino más bien de elegir las películas por su trama, su
elenco o género. Sin embargo, debemos admitir que hay algunos señores (y
señoras también) cuya filmografía merece ser recorrida solo por su talento a la
hora de dar órdenes detrás de escena. David Fincher, Christopher Nolan, Scorsese,
nuestro querido Campanella y alguno que otro más forman parte de mi selecta
lista de directores cuyos trabajos solo valen la pena porque son dirigidos por
estos muchachos a los que, como no podía ser de otra manera, se suma nuestro
protagonista de hoy, alguien que se encarga de dirigir y actuar con igual
talento. Estoy hablando, claro está, del inigualable Allan Stewart Königsberg.
Varias cosas hay para decir sobre
Woody Allen. Primera: todas sus películas valen la pena. Y ojo que esto lo digo
aunque haya algunas (pocas) que, la verdad, no me gustaron demasiado (como Ladrones de Medio Pelo, por ejemplo). Lo
que pasa es que este muchacho es tan brillante que con una frase o dos ya le
alcanza para que uno no tenga más remedio que rendirse a los pies de semejante
talento, cosa que ocurre en la cinta mencionada y también en nuestra
recomendada del día.
Otro punto que yo tengo siempre
en cuenta a la hora de analizar a Woody es su presencia en pantalla. Se podría
hasta dividir por género a las películas de Woody Allen solo con fijarnos si
protagoniza o solo dirige tal o cual cinta ya que aquellos momentos donde su
verborrágico y elocuente estilo se deja ver en cámara, casi siempre son para
hacernos reír antes que emocionar o intrigar (cosa que también hace pero en
menor medida y no como prioridad). Por supuesto que hay excepciones a este
respecto, pero la tendencia está y, por méritos propios de WA, la calidad no
disminuye por tratarse de un caso u otro.
Y lo último que me queda por
aclarar como parte de este preámbulo es que si las películas donde él actúa y
dirige resultan, como la que hoy les traigo, divertidas, entretenidas, artísticas
y reflexivas, los títulos algo más dramáticos y profundos donde Woody solo
trabaja detrás de las cámaras son verdaderas joyas del cine, como ocurre en los
casos de El Sueño de Cassandra, Match Point y la que tal vez sea mi película
preferida en todo el universo: Medianoche en París.
Ahora bien, Manhattan Murder Mystery o Un Misterioso
Asesinato en Manhattan forma parte de la primera camada de películas del
director neoyorquino. En este caso, su personaje será el de Larry Lipton, un
editor literario de mediana edad que vive en un pequeño departamento en
Manhattan con su esposa Carol (Diane Keaton) que, en realidad, es la verdadera
protagonista de la historia. Resulta que, una noche, los Lipton vuelven a casa
luego de haber presenciado un partido de hockey sobre hielo y se encuentran con
sus vecinos Jerry y Lilian House, una agradable pareja a la que apenas conocen
y que los invita a pasar a su departamento y tomarse un trago para profundizar
su relación como vecinos. Charla va, charla viene, Carol queda encantada con el
señor y la señora Casa mientras que el cínico y sarcástico Larry no ve la hora
de irse a la suya para alejarse lo más posible del bueno de Paul House y su
colección de estampas, por la que este siente gran cariño (colección de
estampas, ¡ja ja!).
Pero la cosa no termina acá.
Pocos días después de este encuentro, la situación se repite. Carol y Larry
llegan a casa tras haber presenciado a medias un concierto de Wagner (“si
escucho tanto tiempo seguido a Wagner, como que me dan ganas de invadir Polonia”,
comenta Larry a la salida) y se encuentran con los House. Aunque en un contexto
bastante distinto. Aparentemente, la señora House tuvo un ataque al corazón y
murió, por lo que el pasillo que da al departamento de Larry y Carol es un
desfile de médicos, policías y vecinos fisgones.
Planteada la situación, la película
versará sobre las sospechas, cada vez más fuertes y paranoicas, que Carol tendrá
en relación a la muerte de la señora House. Deceso que, para ella, no fue un
episodio cardíaco sino un asesinato cometido por el aburrido e inofensivo señor
House.
Reparto: Woody Allen - Diane Keaton - Jerry Adler - Alan Alda - Anjelica Huston.
Director: Woody Allen.
Año: 1993.
Duración: 104 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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