Hace unos días comentaba, en el
contexto de un divertido programa de radio en el que tengo la suerte de
participar, que las películas argentinas que no cuentan con demasiado marketing
o apoyo económico o que no tienen a Campanella o Darín entre sus filas (personajes
que venden entradas solo por portación de apellido) se alimentan básicamente de
la cantidad de entradas que venden durante su primera semana en la taquilla. A
partir de ese número se decide, en la mayoría de los casos, su continuidad en
las salas, cosa que es crucial para la vida de una película en lo que respecta
su recaudación total ya que menos semanas en cartel significa,
indefectiblemente, menos entradas vendidas. Por esta razón, decidí posponer
para el próximo jueves mi comentario sobre una cinta que he visto hace poco y
que ardo en deseos de recomendar, cuyo título voy a mantener en reserva para
generar ese suspenso inútil que muchas veces es necesario producir en espacios
que no cuentan con una cantidad desmedida de lectores. Así, incitándolos a ir
al cine antes de que se renueven los estrenos este día jueves, los invito a ir
a ver Vino para Robar, otra linda
propuesta de cine nacional.
Daniel Hendler (Mi Primera Boda, El Fondo del Mar) protagoniza
este film de la mano de Sebastián, un parco pero carismático personaje que se
dedica a lo que poéticamente se define como robo de guante blanco, profesión
que consiste en sustraer objetos de gran valor valiéndose de recursos como la
astucia, el talento y la inteligencia en vez de recurrir a otras prácticas en
las que incurren los ladrones tradicionales y que se definen, para nada poéticamente,
como ponerle un caño en la cabeza a alguno.
Así, Seba se ve involucrado en el
robo de una valiosa y antigua máscara azteca hecha íntegramente de oro que se exhibe
en un museo de Buenos Aires fuertemente protegido. Si bien el trabajo sale bien
en primera instancia, nuestro héroe se verá involucrado con una simpática joven
(la encargada de la seguridad del museo) que, en el contexto de la charla que
ambos personajes mantienen antes del robo (y que le sirve a Sebastián para “tomar
prestada” la tarjeta de seguridad que esta señorita usa en su trabajo sin que
ella se entere), queda cautivada por el carisma de este misterioso hombre.
Lo que me queda por aclarar es
que esta simpática joven es nada menos que Valeria Bertuccelli (Luna de Avellaneda, Un Novio para mi Mujer, XXY) en su papel de
Natalia, gran personaje que acompañará a Sebastián como protagonista de lo que
resta del film cuando ambos se vean involucrados con una especie de
mafioso/gangster argentino (Juan Leyrado) que les encarga a ambos el robo de
una valiosísima botella de vino que se encuentra ultra protegida en la bóveda
de seguridad del Banco Hipotecario sede Mendoza. Esto explica, sutilmente, el título
de la película, Vino para Robar,
donde la palabra “vino” hace referencia a la bebida alcohólica hecha a base de
uvas y no a la conjugación en pretérito perfecto simple del verbo venir.
Salvando las distancias, esta película
me dejó la sensación de ser una combinación muy convincente entre Los Simuladores y algunas cosas de La Gran Estafa , que combina
la intriga y el misterio con el humor típicamente argentino en dosis
agradablemente equilibradas. Muy buenas actuaciones protagónicas y excelentes
aportes de reparto gracias al talento del mencionado Juan Leyrado (Iluminados por el Fuego), el versátil
Pablo Rago (El Secreto de sus Ojos, Metegol) y el enorme joven talento de Martín Piroyansky (Cara de Queso, La Vieja de Atrás, No me ama) hacen de Vino para Robar una excelente propuesta
para no dejar pasar.
Ficha Técnica
Reparto: Daniel Hendler - Valeria Bertuccelli - Martín Piroyansky - Juan Leyrado - Pablo Rago.
Director: Ariel Winograd.
Año: 2013.
Duración: 103 minutos.
Calificación El Guionista: 7.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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