No es que yo quiera ponerme a hacer psicología barata, ni mucho menos me considero un filósofo, aunque tenga varias cosas de ellos (como una buena cantidad de tiempo disponible a diario para “pensar”). Pero hace un largo tiempo ya me di cuenta de que no hay peor sentimiento, dentro de la amplia gama de sensaciones humanas, que la nostalgia. No hay nada peor que recordar los buenos momentos vividos y darse cuenta de que todo eso ha quedado en el pasado, que es imposible si quiera acercarse a situaciones similares. Y lo peor de todo es darse cuenta de que aquellos viejos tiempos eran infinitamente más felices que el presente.
Como consecuencia de esta breve y cuestionable explicación, las películas que abordan el tema de la nostalgia como centro de su línea dramática suelen ser, tal vez no mis preferidas, pero sí las que mejor trabajo hacen a la hora de emocionarme. Creo que a esta altura está de más decir que Hearts in Atlantis cumple con todos estos requisitos, al igual que otros títulos de similar temática, pero distinto tratamiento, como Never let me go o Cinema Paradiso, una de las mejores cintas de la historia del cine.
Hearts in Atlantis (traducida como Nostalgia del Pasado en uno de los pocos aciertos de mis amigos, los traductores) es un gran flashback que tiene como protagonista a Bobby Garfield, a quien conocemos de adulto primero (versión de Bobby interpretada por David Morse). Trabajando solo en su casa, Bobby recibe uno de los ya famosos paquetes de FeDex que contiene un viejo pero valioso guante de béisbol. Apenas ve este objeto, Bobby comprende que es momento de volver al viejo vecindario en el que creció junto a sus amigos Sully (Will Rothhaar) y Carol (Mika Boorem), ya que ese guante pertenecía a Sully, quien durante su infancia prometió regalárselo a Bobby el día que muriera.
Luego del funeral de Sully, Bobby decide pasar por la que antiguamente era su casa. Los recuerdos son tantos dentro de esa antigua vivienda que desencadenarán un largo viaje dentro de la memoria de Bobby, en el que conoceremos al propio Bobby a la edad de once años (interpretado en este caso por el brillante Anton Yelchin), a la madre de Bobby (Hope Davis) y a un extraño pero genial personaje (Ted, llevado a la pantalla por Anthony Hopkins) que entrará en la vida de Bobby para marcarla de forma definitiva. En este punto no voy a dar más detalles sobre la trama, no porque esta sea demasiado simple o carente de situaciones dignas de mención, por el contrario, es tan profunda, dinámica e inspiradora que solo viéndola sabrán de lo que hablo.
Una historia que combina recuerdos, vivencias, romance, amistad, heroísmo, suspenso y hasta magia, en una película emocionante que nadie puede dejar de ver.
Ficha Técnica
Reparto: Anthony Hopkins - Anton Yelchin - Hope Davis.
Director: Scott Hicks.
Año: 2001.
Duración: 101 minutos.
Calificación El Guionista: 9.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
Hola! Con esta peli diste en la tecla de los temas que más me llegan y emocionan. La nostalgia nace de la conciencia de que todo termina. El primer amor puede ser mágico e inolvidable, pero la misma palabra indica que es apenas el primero y un día terminará. Así es la vida, todo pasa y cada vez nos damos cuenta más cruelmente. Nunca volveremos a ser más jóvenes que hoy.
ResponderEliminarEn el mejor de los casos, la nostalgia puede ayudarnos a que demos valor a nuestra vida, a nuestro momento presente, para construir hoy los mejores recuerdos de mañana.
Saludos
Creo que tu definición es perfecta, nada que agregar.
ResponderEliminarAbrazo grande y gracias como siempre