Hace unos días uno de nuestros fieles seguidores se animó a comentar por primera vez en uno de nuestros artículos (actitud que alentamos a nuestros lectores a tomar) que quería más clásicos. Ya lo hemos hecho anteriormente pero, es cierto, debemos hacerlo con mayor frecuencia. Aquí estoy para redimirnos, aunque con un clásico que lejos está de parecer antiguo.
Los Ángeles, 2019: El avance tecnológico y científico ha permitido la creación de los Replicantes: robots con apariencia humana que, mayormente, son utilizados para conquistar otros planetas. Los Nexus 6 son el último modelo cuya particularidad es que son más fuertes físicamente que los humanos y que poseen igual capacidad intelectual. Pero ahora ellos se han revelado y deben ser exterminados. Los Blade Runner son detectives cuya misión es “retirar” a los replicantes. Ellos, para llevar a cabo ese fin, deben reconocer a un “pellejo” (como le dicen en la jerga a los androides) mediante el test Voight Kampff, y luego ejecutarlo.
Rick Deckard (Harrison Ford) es un ex Blade Runner que debe volver a la actividad dado a que él es único capaz de destruir a los robots. Pese a oponer resistencia al principio, termina aceptando su misión ya que “eres policía o no eres nada”. El total de androides a eliminar son cinco y su investigación dará inicio en Tyrell Corp., donde conocerá al dueño y a Rachel (Sean Young), la angelical secretaria de Tyrell, quien resulta ser uno de los cinco Replicantes que debe “retirar”. En su charla con el inventor descubrirá que sus creaciones no sólo tienen enormes capacidades físicas y psíquicas, sino que también cuentan con un pasado inventado y, en consecuencia, podrían tener emociones.
Deckard empezará su búsqueda en encontrar a los otros cuatros. El sabe que es “mejor ser asesino que víctima”, pero al conocer a Rachel dudará sobre su accionar y se sentirá atraído por la androide. Aunque el gran interrogante es: ¿por qué volvieron los replicantes si saben que son buscados para matar?
Esta enorme cinta no sólo nos muestra la distopía de una sociedad opresiva y el desarrollo tecnológico industrial; la película trata el tema de la deshumanización y el conflicto moral que esta genera. Lo que antes parecía una relación de conveniencia y servidumbre entre los androides y las personas termina siendo un reemplazo de los últimos, donde estos robots, con recuerdos implantados, son “más humanos que el hombre”. Esto denigra la propia existencia e identidad humana pero al mismo tiempo se plantea un dilema moral en el que nuestro protagonista se verá inmerso: si, al ser tan parecidos a nosotros, no está asesinando a gente con las mismas dudas y sentimientos.
Pese a que abundan las brillantes escenas y acciones quiero destacar principalmente dos cosas. La primera es el magnífico retrato de la ciudad: con la élite flotando en una nave como si fuera un arca de Noé espacial y con la escoria (inmigrantes, adictos, criminales, indigentes) penando en la superficie. Es un mundo desesperanzado, oscuro, donde nunca sale el sol y siempre llueve. La segunda es la secuencia final que simula el juego de “el gato y el ratón”: completamente electrizante y con gran carga de adrenalina. Allí el bueno de Deckard deberá enfrentarse cara a cara con Roy (Rutger Hauer), un rubio platinado, el líder de los cinco y quien nos hará entender cuál es la razón por la que ellos volvieron.
Harrison Ford da vida a nuestro héroe, brindando todo lo que su papel requiere: un tipo sobrador, engreído, con auras de galán pero que al mismo tiempo sabe que sus contrincantes realmente son una amenaza y debe mantenerse siempre alerta. Muchos creen que Harry (como le decimos en el barrio) es un pésimo actor o nada extraordinario, pero a mí esas opiniones poco me importan: Harrison Ford es un genio y un muy buen actor que, personalmente, banco a muerte.
El enorme director Ridley Scott, en su etapa más experimental, dio vida a este clásico de clásicos, basado en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968). Gracias a sus excelentes planos, a la asombrosa escenografía y a la revolucionaria banda sonora a cargo de Vangelis, da rienda suelta a este film totalmente vanguardista que al verlo genera la sensación de que no envejece y que como mucho tiene 15 años o menos, cuando en realidad tiene 30.
Una cinta que tranquilamente podría haber tenido una precuela donde se muestre los primeros años de Deckard como Blade Runner; como también una secuela que, últimamente, se escuchan muchos rumores sobre esta posibilidad. Se ha llegado a hablar de que el director podría ser Christopher Nolan (Memento, The Prestige), pero pareciera que de haber una segunda parte, nuevamente estaría en manos del mayor de los Scott. ¿Seguirá siendo Harrison Ford el protagonista? Tendremos que esperar.
Seguramente Metropolis de Fritz Lang haya sido la pionera, pero, si en Akira les describí lo que es el género cyberpunk, permítanme decirles que Blade Runner es el máximo exponente del cine cyberpunk y una de las obras más influyentes de la historia del séptimo arte y en la cultura artística en general.
Ficha Técnica
Reparto: Harrison Ford – Sean Young – Rutger Hauer – Edward James Olmos.
Director: Ridley Scott.
Año: 1982.
Duración: 120 minutos.
Calificación El Guionista: 9.
Películas por catálogo: incluida.
Tráiler para Cine
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